Tienes cinco años y estás en la radio de Sreveporth, Lousiana. Es 1957.
En 1955 ya estás aprendiendo a tocar la guitarra gracias a la tenacidad de tu abuela.
Has nacido tres años antes en ese pueblo del estado de Louisiana, un 20 de Enero.
Te vuelve loco la música. Cuando a tu padre lo trasladan, por motivos de trabajo, es trabajador de la construcción, primero a Baton Rouge, después al este de Texas, para ti es un cúmulo de oportunidades que propician más conocimientos musicales.
Eres bueno, eres muy bueno, para ser un chico blanco de 13 años tocando esa música de negros llamada Blues. Eres tan bueno que teloneas a gente tan imprescindible para el Blues y la música como Clarence “Gatemouth” Brown, Son Seals o Albert Collins.
Pero la velocidad, los coches y motos te apasionan, tal vez te empujen a creer que puedes correr lo suficientemente rápido como para escapar de esa monotonía mísera de vida en la que todo adolescente cree estar atrapado, y a veces ciertamente lo está.
No importa, eres joven, salvaje y eterno. Participas en carreras de coches en la ciudad, también tienes talento para eso, ¡¡¡tienes talento para cualquier cosa joder !!!
Entonces el destino retorcido del cual escribirás años más tarde, te involucra en un terrible accidente. Te rompe varias costillas, te colapsa un pulmón y te hace perder el ojo derecho. Tú cara necesita ser reconstruida con más de 5.000 puntos dejándote para siempre un recordatorio de lo poco que valen las creencias en uno mismo y en su capacidad. Es 1967.
Lo que te ha pasado le ha pasado a muchos, John, te dicen, y te dices a ti mismo. Tu mente se mueve como los dedos de Collins por el mástil de su Telecaster. ¿Y ahora qué? Bueno, tienes tiempo para pensarlo, si algo te sobra es tiempo. La recuperación es lenta, dolorosa, casi infinita. Estás condenado en la prisión de tu cuerpo, quien sabe por cuanto tiempo. ¿Qué vas a hacer? Tienes la guitarra cerca y en ese momento, vislumbras un futuro, tal vez no el mejor o el deseado, pero desde luego que tuyo, únicamente tuyo.
Estudias el Blues con dedicación religiosa. Te sumerges en la raíz de todo ese mundo único producto del dolor la humillación el hambre y el orgullo de una raza.
El año pasa rápido. En tu cabeza resuenan las enseñanzas de Muddy Waters, Son House, Lightnin´ Hopkins, Robert Johnson, y tantos grandes. Has decidido cual es tu camino, tu familia acepta tu destino, como acepta todo lo demás, es una de las raras habilidades de la clase trabajadora. Sales de tu casa para no tener una casa propia nunca más. Es 1968.
Eres un músico de Blues. Vives como vivían 35 años antes ese tipo de músicos. De manera itinerante, no posees residencia fija, ganas el dinero suficiente para comer, un techo en cual pasar la noche y tener en condiciones tu guitarra. Por ahora te conformas con algo que suene bien pero tienes buen gusto, más adelante acabarás poseyendo una Gibson Jumbo acústica de 1952. Una nacional de acero de 1934 y una Resophonic de 1940.
Te mueves por Nueva Orleáns cuidad que consideras como la madre de la música, pero no te quedas en ella mucho tiempo. Tocas en garitos, en la calle en gasolineras. Cuando tienes el dinero suficiente, prosigues viaje eres un Bluesman.
Grabas un primer disco llamado “Street Suite” en 1975, del que yo, amigo mío, nada se.
Diez años más tarde estás en Nueva York abriendo conciertos para los grandes del Blues. El guitarrista Johnny Earl te ve, precisamente en uno de esos conciertos se queda fascinado contigo, establece un gran amistad y se decide a producir tu segundo disco :”A Man and his Blues” que saldrá a la venta en casi todo el mundo en 1988. Es un disco que posee el sonido Campbell en estado puro. “bad Night Blues”, “Sittin´Here Thinkin´” o “Going To Dallas” hablan ya de esa portentosa manera de tocar la guitarra, del sonido profundo, doloroso e intenso de su voz.
Es 1989 el músico DR: John os casa a ti y a tu mujer, Dolly en una ceremonia motera. Sigues enganchado a la velocidad y cuando algunos te preguntan como es posible que tras aquel terrible accidente aún tengas ganas de conducir, tú, te limitas a sonreír con tristeza.
Es 1991 grabas el disco que te dará fama en Europa, incluso se editó aquí, con promoción incluida. En “One Believer”, John Campbell ha desarrollado su mundo al completo. La música es un cruce asombrosamente medido de influencias y estética propias. Del sonido eléctrico de Muddy Waters o Elmore James, al mundo rural de Son House y “Blind”Willie Johnson pasando por sus obsesiones de imagineria vudú y cajún.
“Devil In My Closet” “Angel of Sorrow”y “Tiny Coffin”, nos muestran a un Campbell girando alrededor de temáticas relacionadas con la magia, los pactos en los cruces de caminos, las iglesias abandonadas y a ese hombre solitario que sabe que le queda poco tiempo y es perseguido por los fantasmas de todos sus errores pasados.
La estética de Campbell no es una parafernalia absurda creada para epatar al crédulo. Campbell vive la vida conforme a su particular creencia, sea ésta, equivocada o no.
Ganas pasta, giras por Europa con Buddy Guy, en Alemania eres adorado como la máxima revelación del Blues. Sigues viviendo rápido y tu salud ya de por si precaria, se resiente. Y, desde luego, el abuso de estupefacientes, no ayuda. Sin embargo, tu mente no para, tus sueños te presentan imágenes demoníacas y llenas de presagios. Con todo eso en tu cabeza y tus dedos, grabas en 1993 tu último disco : “Howlin´Mercy” . Haces versiones fantásticas
Tu vida funciona. O tal vez seria mejor decir que cuando funciona, te mantiene, otras veces, apenas funciona. Tu salud se sujeta con imperdibles frente a una ventana tras la cual aúlla un viento de muerte que reclama lo que considera suyo. Apenas duermes, en parte por las drogas, en parte por las secuelas de tu accidente y en parte por el temor que tienes a no despertar al día siguiente. Esto último, te hace esbozar esa sonrisa triste tan tuya. Sin embargo no paras de trabajar, de crear. Entras en el estudio y preparas las pistas de un nuevo proyecto compartido por Tommy Shannon, bajista de Double Trouble, la banda del ya desaparecido Stevie Ray Vaughan, sigues tocando, intuyes que, como decías en una grabación rescatada en 2000 llamada “Austin Sessions” y que data de los primeros 80, “Feel Like my time Ain´t Long”.
Es la noche del 13 de Junio de 1993 te acuestas en tu casa de Nueva York, escuchas a tu mujer Dolly jugar con tu hija Paris de 5 años. Cierras los ojos. Y no los vuelves a abrir.
Mueres de una insuficiencia cardiaca a la edad de 41 años.
El 17 de Junio, tras incinerar tu cuerpo junto a tus talismanes y objetos personales y una vez acabó tu funeral, dirigido al igual que tu boda por el Dr. John, la urna que te llevaría, fue montada en una Harley Davidson y transportada hasta tu ultimo garito de conciertos, el cementerio.
Curiosamente supe de tu muerte en un diario poco proclive a hablar de música Rock o Blues. Supe de tu muerte en un momento de mi vida tan cabrón, que aún me asombra poder contarlo ahora.
Supe de tu muerte y en aquel momento tan oscuro y frío pensé con ironía: -vaya, las cosas mejoran a cada segundo – y eso me hizo esbozar una sonrisa triste muy parecida a la tuya.
Es 20 de Enero de 2010. Es tu cumpleaños.
Feliz día John.
4 comentarios:
Si que tiene talento,eso es tocar la guitarra..
Muy muy bueno.
Os felicito por el articulo
Gracias a ti, a la música, a los músicos y a todos los que estáis ahí,Saludos.
Gran artículo. En serio TwioHeads, de lo mejor que habéis escrito por aquí. Si no el mejor.
Os agradezco mucho los comentarios. me reivindica el porque hacemos esto, un abrazo a la mami y un muxu a Erica
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