miércoles, 27 de agosto de 2014

Los Últimos Días Del Vienés


Se cerrarán las puertas. Se bajaran, para siempre ya, las persianas metálicas con ese crujido sordo como de mortaja. Se apagará las cafetera y, ni el aroma intenso del café o del té, ni la deliciosa y tentadora pieza de pastel seducirán nuestros sentidos. 
Las circunstancias, malditas sean, forman muro, castillo kafkiano, un NO terrible y burocrático que enmudece por segundos el alma y nos echa a la intemperie de un verano que, en un  momento, se vuelve invierno inmisericorde, no como aquel otro, hermoso
y necesario que enmudecía mi pensamiento y reconfortaba el alma al hallar refugio de un frío invernal que nunca fue tan terrible como el que sentimos todos aquellos que hicimos del Café Vienés nuestra casa, nuestra sala de estar, nuestro escondite.
El Café Vienés cierra. Se cierran tantos ecos, de risas, de miradas cómplices, de conversaciones intrascendentes, de esas otras intensas y cargadas del fuego grato y acogedor de la sala de estar en medio del parque de La Taconera. Esa sensación única de haber hallado un lugar que te estaba esperando, que te buscaba, paciente, para que tú lo hicieras parte tuya, que lo unieras a tu sentimiento para siempre. Cierra, cuando se cumplen veinticinco años de su nacimiento. Demasiado poco para un refugio, demasiados deprisa los días se han precipitado hacia un final nunca deseado. ¿Quien quiere que se termine una historia de amor, quien es capaz de salir por una puerta, consciente de que nunca más la va a volver a abrir?. 
De esos veinticinco años, veinte, tal vez más, ¿quien puede recordar? he encontrado inspiración y locura tras sus ventanales. Me he abrazado a las palabras de todos aquellos y aquellas que sabían contar los sentimientos con la intensidad y la pasión que a mi me falta. He fortalecido mi interior con libros e historias, con pensamientos y emociones, hasta el punto absurdo e infantil de querer imitarlos. Y ha sido el Café Vienés el testigo amable y comprensivo de mis idas de cabeza, de mis locos efluvios y pretensiones. Atrapado tras ventanales que siempre mostraban lo más bonito del mundo exterior, yo he soñado despierto, he creído y creado mundos, he buscado las respuestas y me he esforzado en mejorar las preguntas. He dejado vagar la mirada por entre las mesas buscando, sin saberlo, lo que el destino me reservaba, años después. El Vienés se convirtió en refugio amable frente a las tormentas de un exterior miserable y rancio,

con esa pátina gris y odiosa que poseen las ciudades que no se han limpiado bien el culo del alma y despiden esa peste antigua y oxidada como a queroseno y requeté, a misal y alcanfor a razones por cojones y nunca por el corazón.
Allí se congregaba la derecha y la izquierda, el pensamiento vacío y el de las amebas, el veleta y el que arraigaba su corazón a la tierra, aunque ésta estuviera sorda. Allí, entre cafés y tés, entre deliciosas tartas de tiramisú y de manzana o chocolate, se arrebujaban personajes variopintos. Recuerdo al tipo aquel que se leía toda la prensa y mantenía acalorados debates contra si mismo; sus murmullos constantes crispaban y fascinaban al tiempo que despertaban una curiosidad brutal querer saber que apuntaba, de manera continua, en papelitos y trozos de servilleta. Recuerdo a una pareja amable de jubilados que eran incondicionales del Café y que, hasta que el Alzheimer no derrumbó a la mujer, despojándola de si misma, convirtieron la lectura y la observación queda y amable del mundo tras los cristales, en un rito necesario, como yo convertía al mio, fuera el que coño fuera, en algo similar. Recuerdo a la mujer mayor, sosegada y sonriente que, buena parte del año vivía entre los setos del parque y, todas las mañanas, se tomaba su vaso de leche y se engalanaba a su manera en el baño del Café, ¿que historia horrible o fascinante, terrible o inevitable vivía 
tras esa sonrisa, tras ese modo pausado de su cotidianidad?.
Tantas personas, tantas vidas, tantas emociones y anhelos, tanta estupidez y grandeza en tantas y tantas personas, tras tantos y tantos años de ver a los habituales, de ver llegar a gente que se volvía asidua, de echar de menos a los que desaparecían para siempre, de ver crecer a niños y niñas cuyos padres y abuelos mostraban un pedacito de su "casa" a estas nuevas generaciones. Tantas risas y carreras y gritos y ruidos caóticos alrededor de las mesas...¡Putos críos!, me decía en ocasiones mientras, otras, me embobaba con su modo de ver la vida, el mundo, sus sonrisas, los chupetes que alguno y alguna, amablemente me ofreció, así como trozos de galleta chupeteados y algún que otro muñecajo ajado y repleto del paso de la risa y el juego por sus costuras.

¿Cuantos desencuentros y amores truncados han visto los ventanales, cuantas palabras definitivas y cargadas de pena o rencor habrán escuchado las mesas o las tazas?
¿Cuantas historias de amor han crecido a doce pasos de distancia, entre mesas que semejaban torreones de esperanza o desesperanza y donde los amantes se buscaban la mirada con rabia, con fuego y una necesidad más brutal y arrebatadora que la de respirar?
El amor, el de verdad, el que solo sucede una vez, si es que tienes la fortuna de que así sea, creció, regado por un destino o un azar medio loco entre dos mesas para mi, para ella, con las tormentas cantando fuera del Café y Ellioth Murphy o la cansina de Norah Jones y esa puta canción suya de los huevos que suena siempre y que, sin embargo recordaré siempre porque fue una banda sonora que me acompañó entre la emoción y el pánico, la esperanza y la exuberancia de un momento único e inaudito, extraño y brutalmente sincero. Y todo entre ventanales que nos alejaban del desierto que es esta ciudad  y desplegaban las velas de uno momentos irrepetibles en pos de un mar secreto que empujaba a nuestros corazones a querer ser piratas, a navegar mares de palabras y arrecifes de conversaciones a guiarnos por las miradas, como se hace en alta mar al anochecer con las estrellas.

Se cierra el Café Vienés. Nos quedamos huérfanos y sin refugio. Algo más perdidos, abandonados a la deriva en un pedazo de papel oficial que pretende hacerse pasar por un mar azul. Nos agarramos, algo más fuerte las manos y dejamos vagar la mirada por los ecos que tantos momentos vividos cantan en la memoria.
No buscaremos sustituto,  ¿como podríamos?, no lo hay. Las puertas cerraran pronto y seremos, por unos días, algo más pobres de espíritu. Sin dramatismos, ni exageraciones, perderemos un pedacito de nosotros mismos que quedará impreso entre los cristales de sus ventanas, entre las tazas y los platos que tantos cafés y tartas albergaron. Nuestras huellas, marcadas para siempre, en las mesas, en las tazas, cucharillas y tenedores, en los pasos y su eco en el paseo hermoso que suponía llegar a esa casa donde todos los camareros y camareras te servían un trocito de sonrisa, una taza de conversación amena e intrascendente pero necesaria.
Se cierra el Café Vienés en la Taconera...pero nunca se podrá cerrar en nuestros corazones.
Agur querido Café Vienés...ojalá ese destino que atrapó mi corazón, nos reúna de nuevo..yo, ya sabes que quiero..un té y un pedacito de tiramisú....






jueves, 21 de agosto de 2014

Buckcherry:¡¡¡Que Le Den!!!


Dice Josh Todd que está hasta los compadres de las giras y hasta los mismos de grabar discos que no venden un carajo, ergo, la única manera de vivir del cuento del canto, es hacer giras y patearse el mundo, y, de paso, patearnos a nosotros las orejas con su música.
No se si este ha sido el motivo, o el único motivo,para sacar al mercado este "Fuck EP", asumo que las ganas de provocar al personal bienpensante, la irreverencia habitual de la banda angelina, tal vez una apuesta, incluidas las radios, con un ¿a que no hay cojones de poner el EP en tu programa? o un ¡Que le den! sonoro y poderoso haya podido influir en la cosa de crear seis canciones con la palabra Fuck en todas ellas.
Y es que los Fuckcherry, perdón, Buckcherry se han marcado un compendio cachondo y necesario de canciones macarras, echás p´lante, cachondas y divertidas donde circulan temas Hardcore, temas Fucky, perdón, Funky-Hard Rock, y sonidos totalmente Bucherryanos.

¡¡Y que falta me hacia la ostia!! Para cantarme a mi mismo y mi necedad persistente y su tardanza en desaparecer, para cantar a todos los miserables, hipócritas, estúpidos, malvados, bobos inútiles y tontos útiles, para bailar con mi gente las sonrisas lascivas que la vida me empuja a dibujarme en la jeta...
Y que le den a tanto envidioso y rencoroso, que le den al futuro almidonado, que le den a la vida de estantería y sofá, que le den a las miradas retadoras, a las reprobadoras, a las que las carga la frustración y la mediocridad. Que le den al mundo que calcula, que decide quien si y quien no, que le den a los que recortan en sanidad y en educación y en pensiones y aumentan los gastos  de una corona que chapotea en la endogamia y los de un ejercito y unos cuerpos represivos que no están aquí para ayudarme sino para contenerme.
Que le den a los días vacíos , a los miedos, a los celos, a las miserias que se anclan al alma con la intención de hacerte caer, que me den a mi por mi fatuidad, por el engolamiento, por las repeticiones hasta la saciedad, Riki-Raka, Riki-Raka..que me den por no saber aprender, que me den por no querer vaciarme de sombras antiguas, que le den a los que juzgan sin saber y a los que creen saber sin vivir..
Que le den...convirtamos nuestras penas en un coche y estrellemoslo contra el puente y miremoslo caer, divertidos, sonriendo, vivos y con ganas de bailar Rock n Roll toda la puta vida...
Y, a  lo demás.....¡¡¡¡¡Que le den!!!

sábado, 16 de agosto de 2014

Lucero: El Fuego De La Vida, El Amor, La Música Y Todos Los RockAndRoles Que Nos Quedan Por Vivir


La música...la de veces que la he alabado, la de veces que he cantado su magia, su capacidad de posibilitarnos la búsqueda de ese próximo segundo que nos da pie a respirar, a vivir un día más, a arrancarnos del alma la pena, la rabia, la soledad, la desesperación y empujarnos hacia ese adelante luminoso y necesario...
La música..¡joder la de veces que me ha salvado la vida, que me ha dado vida para vivir cuando todo alrededor era un huracán y yo, tratando de asir los papeles que decían quien era, que pintaba en este mundo, que camino era el mejor para mi, me perdía en la desesperada necesidad de ordenarlos! 
La música, su fuerza, su pureza, su vudú, su capacidad de derrumbar paredes y deshacer cerraduras y desgajar todas esas puertas cerradas de sus goznes y reducirlas a olvido, a nada, de volver todo eso polvo y darle la magia suficiente como para que queramos volverlo risa, baile, vida.

Tantos años detrás de ella. Viviendo en pos de los próximos tres minutos y cincuenta segundos, esos que daban a mi vida sentido, trascendencia, dirección..Y los años que pasan, mirando atrás desde la altura de los días, las noches, los meses, los años...joder...tantas canciones...que le han dado a mi existencia un acento definido, un camino bailado, más que andado...y mírame ahora...en uno de esos momentos en que puedes hacer una retrospectiva más o menos fiable de ti y sonreír porque, coño, sabes que tu vida ahora suena como el comienzo de un concierto en directo, con esos minutos previos que arrancan pedazos de emoción del alma y provocan chispas de pura alegría a tu corazón.
Ahora, mis queridos amigos y amigas, mi vida es un concierto de Lucero. Mi corazón canta desafinado, no como el gran Ben Nichols, pero lo hace con la misma intensidad y fiereza que el músico de Memphis.
32 canciones, 125 minutos de intensidad, emocionalidad, Rock N Roll y pura magia en un escenario y en los corazones de todos aquellos cabrones afortunados que tuvieron la dicha de ver a la banda norteamericana rompiendo el cielo de Atlanta. Pero es que "Live from Atlanta" no son un compendio de las tres noches que la banda hicieron vibrar su mojo en el Terminal West, es Nichols y la banda bromeando, sudando unas risas que salpican al público y les contagian de felicidad, son la pureza de una banda honesta y llena de esos claroscuros que hacen de la vida esa extraña canción que no puedes, ni quieres, dejar de tararear.
Y es Rock N Roll y es  honky tonk , como en"Like Lightning," o en  "Rick's Boogie", es la muy Springstiniana y cargada de ese hermoso y delicioso melodrama que crea el de New Jersey y recrean tan bellamente los Lucero en  "I Can Get Us Out of Here", es puro y puñetero Stax de altísimo voltaje que crepita delicioso Soul como lo hace "Goodbye Again," o "It May Be Too Late", es sonido Garage, irreverente y macarra, barriobajero y underground como hacen sonar en "Tonight Ain't Gonna Be Good" es puritito Texas-Sound, fronterizo, crepuscular, hermoso como en "I'll Just Fall," o la magnifica y arrolladora "Union Pacific Line" o "Texas & Tennessee", es poesía y dulzura y susurros que se visten de nana y abrazan el corazón como "Mom," o "Fistful of Tears" y es puto Rock N Roll cargado del fuego que arde en las jodidas entrañas, ese que sólo se enciende por amor a la música y que sólo el tuétano de un alma cargada de amor y vida puede servir de combustible como en "Women And Work", "Juniper","Like Lightning" o "Sounds Of The City"...y es que, la ostia,125 minutos dan para mucho y los Lucero lo dan todo en este maravilloso e intensisimo Live.
Así que, amigos, amigas..alzad, si os place, un Jack Daniels negro de doce años conmigo, brindemos por la música, porque siempre ha estado allí, porque no necesitamos electricidad ni tecnología para hacer arder desde nuestras entrañas la vida. 
Creedme si os digo que la música es la quintaesencia del universo respirando, que los planetas y las estrellas tararean su existencia con canciones parecidas a esas que a ti, te hacen vibrar, reír, bailar, emocionar o amar. Que la música tiene esa magia que vuelve lo soñado real. Que, si eres el cabrón más afortunado del universo, te topas con ella y ella te mira a los ojos y te sonríe y te agarra la mano, y con ella el alma y camina a tu lado y te promete que, a partir de ese momento, tu vida es música y los cielos encapotados y grises, súbitamente, se tornan del color azul esplendoroso de la felicidad, o eso que se le parece y tú, la ostia, tarareas la canción más hermosa del mundo eternamente...Y eso...eso lo es todo.




miércoles, 13 de agosto de 2014

Claydon Connor: La Hermosa Vida Que Nos Espera


Cuando la sencillez vuela, cuando la luz no tiene prisa por llegar al suelo y revolotea un nanosegundo de más en tus ojos, en tu risa, en ese instante donde todo es perfecto, donde las malas hierbas se abrazan, enamoradas, a la flor más bonita del campo y le promete amor eterno, y sonrisas que crezcan desde el alma para toda la eternidad...
En espacios de calma....
Cuando la sencillez vuela, el alma brilla más que el sol de verano que arrasa campos y agosta corazones. Se eleva el espíritu en una quietud que calma el corazón y le da una oportunidad a la vida para mirar y, además, ver. Y ni todas las  ráfagas quemantes que emergen tras las caras envidiosas, ni los avisos de la catástrofe del siglo de esta semana, borra la risa del niño, el juego eterno de los cachorritos que viven la vida en un instante que es eterno y sienten la vida como un presente, como un regalo, pues eso significa presente. Y todo suena bien en la calma quieta, en la sonrisa perfecta, que todas lo son, en esa canción que habla de de la primavera, del verano, del invierno, del otoño, de ti y de mi.." We Could Have It All" con esa sencillez que desarma que motiva que empuja a dejarse caer de modo absoluto en "Under the Big Sky", el segundo disco del músico inglés Claydon Connor. Once deliciosas canciones que basculan de un modo perfecto entre el Americana, el Folk-Rock británico y unas texturas Pop que hacen de su "Bajo el Inmenso Cielo" una maravilla de principio a fin.

La música de Claydon Connor cuenta historias, pedacitos de vida, de esa que nunca sale en los titulares y, raras veces, es la base para una novela multiexitosa. Su álbum es una mezcla perfecta de raíces americanas, con un toque de pop clásico Inglés, combinando todas sus influencias para crear un sonido que es a la vez honesto y contagioso. Son esas canciones que te empujan a salir a la vida con un gesto resuelto, natural, y ver las cosas pequeñas, esas que conforman la gran estructura de la existencia y son los ladrillos que mantienen los días aferrados a cada uno de nosotros.
Con una esencia, en ocasiones cercana a Gram Parsons, Kriss Kristoferson o el  David Ford menos ácido, el músico de Oldham nos regala momentos emocionales y emocionantes. Canciones llenas de vida y retazos de la luz del sol de un verano de miles que están por venir. Temas como el delicioso " Just Another Lover", "The Sweetest Thing", "Who Would Have Thought" o "A Little Piece of Heaven" son como meter la mano en el tarro de la mermelada, empapuzarse con las cosas bonitas, sencillas y hermosas que a cada parpadeo surgen para demostrarnos que la miseria, la envidia, la mezquindad o la violencia son inventos humanos que nada tienen que ver con la vida, esa que te ronda lo quieras o no a cada segundo.

Claydon Connor es un músico consumado , toca la guitarra y la armónica, la mandolina, el órgano Hammond y el pedal steel y, sobre todo tiene un alma que necesita cantar historias en un disco que te enganchará desde el principio hasta el final. Te encontrarás bailando despacito con el alma moviendo el rabo como un cachorillo, buscando historias hermosas a cada segundo en que la tierra parpadea y jugando al veo veo con esa vida que nos espera a todos para ser vivida.

Claydon Connor:Just Another Lover




miércoles, 6 de agosto de 2014

Louis Prima Jr. & The Witnesses: Mi Corazón Canta Cuando La Banda Suinguea


Me gustaría volver mi corazón y todos esos pensamientos que resbalan dentro de mi cabeza un fedora y encasquetarlo en esa misma puñetera cabeza para darle el orgullo suficiente como para que mi alma desease envolverse en un impactante zoot-suit y que mis pies, envueltos en zapatos de dos colores, se encaminasen al Copacabana. al Bongo-Bongo, al Savoy para dejarme la vida bailando el Lindy, el Stomp, el Jump...la vida hecha baile, el baile vuelto sonrisa, la sonrisa transformada en el oxigeno que se necesita para vivir esa vida única y perfecta que desperdiciamos tratando de ser el mejor, el más grande, el más feliz...cuando, lo que más falta nos hace es tiempo y la posibilidad de quemarlo viviendo.

En este blog adoramos el Swing y todas esas maravillosas bandas de Neo-Swing que, afortunadamente, siguen en la brecha, demostrando que su aparición en los finales de los años noventa y primeros dos mil, no fue una impostura ni un subirse al carro de la moda imperante.
Es por ello un placer presentar al hijo de toda una institución en esto del Swing; Louis Prima Jr., hijo del grandisimo Louis Prima, autor de canciones como "Just a Gigolo", "Whe You Smiling´", " I Wanna Be Like You",  "Sunny Side Of The Street" o "Jump, Jive And Wild".
Louis Prima Jr. es el hijo más pequeño, y el  único que ha seguido la carrera musical. comenzó la universidad como un buen hijo y la abandonó en el primer semestre, como un buen hijo también. Pero se hizo un nombre con una banda local que llegó a telonear a gente tan variopinta como, ¡alucina! Winger y Savatage.
El músico de Las Vegas ya había demostrado que los escenarios eran su vida. A los cinco años apareció, de modo sorpresivo en un concierto de su padre en el Sands Hotel de Las Vegas, tratando de imitarlo, justo cuando Sam Butera presentaba, como cada noche a Louis Prima, apareció el nene con trompeta y todo.
 Ya a esos cinco años empezaba a tocar la batería, enseñado por su madre, Gia Malone, a los nueve el piano, dirigido por su tía, Mary Ann. Era inevitable que los pies de Junior encaminasen esa parte soleada del camino que tan acertadamente señaló su padre.

Con " Return Of The Wildest" del 2012, Louis Prima Jr. comenzó a demostrar que apellidarse Prima no era una impostura  ni convertía al vástago en un  chiste que aprovechaba el tirón del apellido famoso para vivir del cuento.
 Prima Jr. versioneó canciones de su padre imprimiéndole una personalidad y una frescura que parecía imposible que temas tan míticos y rotundos pudiesen albergar. 
En este año, el músico de Las Vegas y sus The Witnesses  han publicado "Blow", once canciones llenas de Swing, de Rock N´Roll, de vida y energía desbordante, de magia y sonrisa de ganas de llenar el mundo de baile y del sudor que provoca el sentirse vivo y sentir la vida. "Blow", "Go Lest Go", "New Orleans", "Might Be Crazy", "I Just Wanna Have Fun", la deliciosa versión de un Adam Ant de los primeros noventa, "Goody Two Shoes" o la maravillosa canción que me ha robado el corazón titulada "Those Million Things"..canciones que reclaman vida y tiempo para bailarla, para vivirla, canciones que, como en aquella vieja canción titulada "When You Smiling" habla de que cuando tú sonríes mi corazón canta  y la banda Suinguea, canciones que reclaman ese momento heroico en el que te la pela todo y sales al mundo con pasos de baile mientras las miradas censoras, amargadas y reprobatorias de la gente se deshacen de envidia...Canciones que se ajustan a mi vida como un buen fedora, un zoot-suit y un par de zapatos de dos colores...

Louis Prima Jr. & The Witnesses: Those Millions Things




sábado, 2 de agosto de 2014

Matt Charette: Un Mar Intenso Y Plagado De Tormentas


Aún no estoy muerto. No, porque las canciones se enredan en mi como un viento suave de verano y me impulsan hacia arriba, a esos lugares que se pierden en el día a día y que solo encuentro en sueños.
No estoy muerto porque mi vida son canciones y, ¡joder, recuerdo tantas! No estoy muerto aún porque necesito la emoción de lo nuevo tanto como necesito recordar a todas esas amantes de tres minutos cincuenta que le dieron a mi vida un sentido cuando, ésta, solo poseía un retorcido atisbo de futuras locuras y esquizofrenias del alma.

Una tarde de 1964, Woody Guthrie llevó a su hijo Arlo al patio trasero de su casa y le forzó a memorizar las últimas estrofas de su canción "This Land Is Your Land".
Guthrie no podía tocar la guitarra y apenas podía hablar, y temía que, si su hijo no la aprendía, su canción se perdería tras su muerte; Y Guthrie, como Charette, como tantos músicos subterráneos e ignorados luchan por perdurar, no tanto ellos como personas o egos, como por ofrecer al mundo esos pedazos de alma que necesitan arder fuera de uno mismo para que la vida tenga un sentido, por absurdo que este sea. Porque, ahí radica el quid de esta vida desperdiciada en demasiadas ocasiones; Cuando la cabeza da demasiadas vueltas y el cerebro queda frío como el peor día de invierno; cuando crees que eres demasiado viejo, demasiado joven, demasiado listo o demasiado tonto. Cuando te estás quedando atrás, perdiendo el paso, o tropezando, cuando lo que arde en tu alma es la necesidad de estallar en una supernova maravillosa o en un fuego artificial, mágico y único por breves segundos. Aunque, al final, terminas arrastrándote lentamente en un interminable y tedioso meandro del río de la vida que persiste en señalar cuanto, cuanto te equivocas. Entonces, si llegas hasta allí, nada importa ya, no importa lo que hagas si empiezas dándote por vencido.
Si el vino no llega al borde de tu vaso, o si se derrama por los empujones que una muchedumbre rabiosa te profiere Si el viento te arrincona, mientras te sujetas con una mano y se suelta la otra y el sentimiento quema como la peor de las hogueras donde quemaban a las  brujas de las que te podría haber enamorado. Y ese otro fuego, el que mueve tu locomotora necesita un estallido emocional para encenderse y arrancar de una puta vez; y aunque la madera sea fácil de encontrar tú no sabes como cargar con toda.
Entonces es cuando necesitas una canción, mil, todas las canciones hermosas del mundo, para cantarlas con la voz quebrada y el alma desafinada, y gritar de amor, y besar con rabia y acariciar las rocas y deshacerse las manos, golpeando a puñetazos el mar..la vida.
Porque hay algo en tu cabeza que te gustaría escupir. Que alguien, en algún lugar debería estar escuchando eso que te quema dentro... pero, ¡joder, sigue atrapado en la lengua y encerrado en una celda estúpida de tu cabeza!Y eso te jode tanto, tanto..que te acojonas de pensar que se puede perder para siempre en el fondo del alma. Y tienes miedo al pensar que podrías olvidarlo. Y tus miedos nadan por las lágrimas que hay en tu interior. Y la boca del león orgulloso que creías ser, se abre y es entonces cuando eres consciente de lo temibles que son sus dientes y su mandíbula empieza a cerrarse contigo dentro.  Y te dices, te convences, que si esto fuera un poema, si esto fuera una canción, si la música del mundo acompañase a estos pensamientos nada malo podría suceder, porque los monstruos se volverían notas, los miedos poesía y el llanto risa.
Y es entonces cuando te gustaría ser Matt Charette, para no preguntarte  qué demonios estoy haciendo En esta carretera por la que voy caminando, en esta senda que estoy tomando . En esta curva que estoy dando. En este camino que estoy recorriendo, en este sitio que estoy ocupando. En este aire que estoy respirando.

Y entonces, no antes, te paras a escuchar "For Mom", "Carry On", "I'll Sleep When I'm Dead", "City Streets", "Restless", "Wreckage" y todas y cada una de las doce canciones que componen este maravilloso "Back East" del músico radicado en Boston, con un amor por los sonidos terrosos, proletarios e intensos que marcan a fuego las canciones en el alma del que siente y quiere vivir de un modo antiguo, honesto, vagabundo.
Primer álbum de un autor intenso, poderoso, cargado de ese fuego que arde, lo quieran o no, dentro de algunas personas. Personas como Chuck Ragan, como dave House, como Ben Nichols, como Woody Guthrie, personas que navegan por un mar intenso y plagado de tormentas pero, también, con los horizontes más hermosos y mágicos que uno puede imaginar. Un mar que te hace cuestionar en las horas más oscuras ...De esta guitarra que estoy tocando, de este bajo que estoy acariciando. De esta poesía que estoy arrancándome del alma, de esta canción que estoy cantando, de su melodía, de las palabras que estoy escribiendo, de todo lo que siento y vivo de todo eso  que estoy pensando, de este océano de horas en el que pataleo y evito beber ¿A quién estoy ayudando, qué estoy destrozando? ¿Qué estoy dando, qué estoy recibiendo? ¿Por qué estoy caminando, hacia dónde estoy corriendo? ¿Qué estoy diciendo, que estoy aprendiendo?
¡Todo merece la pena la ostia! Merece la pena si hay alguien que quiera escuchar, si hay alguien que se pare un puto segundo de su existencia y preste atención a una frase, a un estribillo, a una melodía.
Todo merece la pena si existen tipos como Matt Charette que nos recuerden nuestras hermosas e indestructibles fragilidades. Que señalen caminos maravillosos para perdernos, que prendan la pólvora reseca del alma y nos convierta en fuegos artificiales para siempre...

Matt Charette:Carry On

Matt Charette:Set In My Own Ways

Matt Charette:Restless