lunes, 30 de julio de 2012

Discos Olvidados: THIN LIZZY Chinatown



Uno de los albumes menos valorados de la época gloriosa de la banda.  No entiendo el motivo, pero éste fantástico disco está considerado como una “obra menor” dentro de la discografía de Thin Lizzy.  Y si uno lo piensa un poco, en cierto modo es lógico y comprensible, sobretodo tras haber alumbrado joyas del calibre de “Jailbreak”, “Renegade”, “Fighting”, o “Black Rose”.  Precisamente éste “Chinatown” es el disco que siguió al mítico “Black Rose” y ese, en mi modesta opinión, era el problema de este album:  el hecho de que “Black Rose” era un listón difícil de superar.  A todo ello hay que añadirle la marcha (otra vez) de Gary Moore, los problemas físicos cada vez más preocupantes de Phil Lynott, el fichaje de Snowy White, y la entrada de Darren Wharton a los teclados, por lo que era evidente una cierta convulsión interna en la banda.  Por cierto, añadir que Snowy no era un guitarrista Hard Rock al uso, pero su trabajo es perfecto.  No es extraño, pues el tío se había pasado dos años girando como guitarra de acompañamiento de Pink Floyd en la gira de The Wall, nada más y nada menos, así que tablas le sobraban.  Aunque peor le fueron las cosas al siguiente “Renegade” al que casi nadie hizo caso.


Exceptuando quizás ”Chinatown” (la canción), y  “Killer On The Loose”, única del disco que recuperaron para el directo (incluso hoy en día), ninguna de las canciones aquí incluídas ha quedado en la memoria de los fans, ninguna ha desarrollado el concepto de lo que llamamos “clasicos” sea lo que sea lo que eso signifique.  Al menos esa es la conclusión que saco cada vez que tengo una conversación con algún amigo y sale a colación el nombre de Thin Lizzy, o cuando leo los comentarios de los internautas sobre la discografía del grupo.  Por lo que sea, tengo la impresión de que no ha calado lo suficiente entre los seguidores de la banda.  Y eso que pocos podrían resistirse a trallazos de la talla de “We Will Be Strong”, la propia “Chinatown”, la citada “Killer On The Loose” o “Genocide (The Killing Of The Buffalo)”, canciones con una potencia y a la vez una melodía guitarrera fuera de lo común.  Guitarras gemelas, solos tarareables, y la voz susurrante de Phil Lynott, o sea, el auténtico ADN del sonido Thin Lizzy.  El ABC del hard rock melódico.

Un estupendo trabajo con muchas buenas canciones por descubrir que a mí nunca me cansó, y al que recurro cada cierto tiempo.  No es un disco menor, creedme.


Thin Lizzy - We Will Be Strong
Thin Lizzy - Chinatown

viernes, 27 de julio de 2012

Willie Deville : Echándote de menos con una sonrisa



De aquí a menos de dos semanas, se celebrará el  aniversario de la muerte de William Borsay. Tipo enjuto y macarra. Deliciosamente engreído. Sudador de elegancia y altanería, de buen gusto y decadencia. Individuo entregado, sufriente, solitario, en muchas ocasiones. Doliente y condenado a su propia esencia, obligado, por si mismo a un penal absurdo en una isla del diablo emocional que, quien la conoce, sabe de lo terrible de sus estructuras y modos, de sus secuelas y de lo difícil que es salir de ella.

Willie Deville se nos fue un seis de Agosto. Su música, si tú quieres, te acompañará hasta que tú también tomes el mismo camino. El de de Stamford, en el estado de Conneticut, se agarró al cuello, primero de la ciudad de Nueva York y absorbió las mixturas tan variopintas y llenas de ramificaciones emocionales y culturales que la cuidad le ofrecía.

Desde sus inicios en la banda  Mink DeVille en 1974 hasta su carrera en solitario, truncada por la parca, el dandy criollo nos ofreció conciertos y canciones, emociones y alma en cada letra, en cada nota, en cada frase susurrada o gritada por esa garganta pecadora y llena de, como él mismo cantaba, Savoir faire.

Europa adoró a Willie. Su propio país lo relegó a esos segundos planos, a esas terceras categorías obscenas y llenas de resentimiento por lo diferente, por lo original. Aquí, en el continente, Willie Deville, vivió lo que otros músicos de Jazz en los cincuenta, o escritores como Chester Himes, en los sesenta, vivieron. Adoración, cariño, sonrisas tras serles presentadas esos pedazos de alma que cada autor ofrece en sacrificio a quien quiera escucharle, a quien quiera pararse un minuto o tres y sentir lo que eses tipo o esa tía es capaz de dar.



Trasladarse a Paris y dar con el click fue casi todo uno. Su segundo álbum, Le chat bleu fue grabado en París porque en su fiebre por dar con algo nuevo, DeVille quería que los arreglos de cuerda los hiciera el compositor francés Jean-Claude Petit. Y lo consiguió. Creó un disco que no se había escuchado antes, lleno de ese Savoir Faire que él tanto conocía.  Tanto que la compañía discográfica con la que trabajaba Mink Deville lo sacó sólo en Europa en 1980. El éxito que alcanzó en ese continente fue tan imprevisto, que la firma se replanteó su actitud y accedió a ponerlo a la venta en EEUU un año más tarde.

Pero el mestizaje musical de DeVille no había hecho más que comenzar. En 1987, dejó la banda para grabar bajo su propio nombre artístico y se fue a Londres donde colaboró con otro nombre musical popular, Mark Knopfler, guitarrista de Dire Straits aunque, ciertamente, Willie, colega,  lo que hiciste con el Mark…eeehhh ha habido cosas mejores ¿eh man?. Juntos grabaron Storybook love, el tema principal de la película La princesa prometida, que fue nominado a un Oscar, ya ves tú que bien.

En su insaciable búsqueda de la verdad, el alma y la esencia más pura de la  música, DeVille se trasladó a Nueva Orleans, en 1988. Allí llegó a las raíces del soul y ahondó en la música Cajún. Fruto de ese conocimiento profundo fue Victory Mixture, un magnifico compendio de sonidos clásicos del Blues más New Orleans, con el que vendió cien mil copias en Europa, lo que le permitió realizar una gira exitosa por locales del viejo continente.





Al terminar, se fue a Los Ángeles donde grabaría sus siguientes álbumes y donde alcanzaría la cumbre de su eclecticismo al zambullirse en la música latina de la ciudad con grupos como Los Lobos y los Mariachis Camperos. Con esas dos bandas y otras hispanas y latinas crearía Backstreets of Desire, disco que se hizo famoso por la versión mariachi del Hey Joe, que popularizó Jimmy Hendrix. El tema fue un completo éxito en España y en Francia, al igual que Willy Deville Life, album que alcanzó el número uno en España. Si a esto le incluyes el tirón absurdo que tuvo una canción, por otra parte cojonuda, como “Demasiado Corazón” en este país de patanes y mediocres, entiendes como el bueno de Willie terminó su concierto en Pamplona.

Al cual fui con 38 grados y medio de fiebre, tío, era Willie Deville, con un “Fuck´em all” que a mí me conmovió y me hizo sonreír  como un pirata, al constatar como el público le pedia esta canción y el puto “Hey Joe”.

Quince discos, creo, lo digo de memoria. Multitud de conciertos, de amor por la MÚSICA, si, con mayúsculas, de emociones a flor de piel. De vida vivida como se debe vivirla. Un tío que no lo tenía fácil en este asunto.

Falleció de cáncer de páncreas en la noche del 6 al 7 de agosto de 2009 en un hospital de Nueva York, su ciudad natal. «Willy DeVille se fue esta noche al lado de Edith Piaf, Jack Nitzsche y Johnny Thunders», comunicó la empresa organizadora de sus giras por Francia, Caramba Spectacles.3 El artista padecía también hepatitis C.1. Ocasionada por su larguísima adicción a la heroína y un machaque constante a un cuerpo y a un alma que le exigía más, emoción, más romanticismo. Más amor, más Rock N Roll...Más vida, por irónico que parezca.

Willie se marchó como quiso, o como pudo. O, meramente se marchó. Todos lo haremos. Todos miraremos hacia ese delante que sólo se ve una vez. Lo inteligente sería, creo yo, no mirar atrás con miedo, con ira, con pena. Las personas que se marchan ya no cuentan en esto que se llama vida. Pero somos nosotros, los que seguimos en este carruaje de caballos tan decadente como romántico que es la vida los que estamos obligados, o así, a sonreír. A recordar las cosas buenas, los momentos únicos. Los días que construyeron parte de nuestra existencia.

Willie nos dejó. Me dejó, a mí al menos. Un pedazo de su alma; canciones, palabras, poesía, rabia y Rock y Blues y Soul y dulzura y elegancia y mala ostia y, por supuesto… Savoir Faire.

Willie Deville lleva dos años, de aquí a nada, en el infierno. Si es que existe esta mamarrachada religiosa. Porque, afrontémoslo niñas y niños, el bueno de Willie, ni de coña seria admitido en un lugar tan facha y rancio como es el cielo. Así que alcemos nuestras copas con el mejor vino blanco de esa ciudad mágica que alguno llaman Nola y otros Katrina Ville, y bebamos a la salud del criollo pirata.
Y a las farras que se estará corriendo el cabrón en el Averno.









miércoles, 25 de julio de 2012

The Outlaws: Luciendo las canas con orgullo



Supongo que  será el veranito de los huevos. O la prima, la cuñada y la nuera de riesgo que nos idiotiza, hipnotiza y nos atiza. O, ¡ay la ostia!, que ya no tenemos gusto y sólo nos interesa lo muuuyyy nuueeevooo interpretado por jovencitos muuuyyy maaaaloooss y a aquellos, ahora vejetes, que nos hicieron vibrar y soñar con maravillas sonoras que, en ocasiones, se volvieron bandas sonoras de nuestras vidas y testigos de nuestra incipiente toma de conciencia del mundo, ya no les dejamos sitio. Y los terminamos por relegar a ese lugar difuso y en muchas ocasiones malsano que se llama nostalgia.

Y es que The Outlaws, los magníficos y añorados The Outlaws acaban de sacar al mercado una maravilla titulada “It´s About Pride”. Doce maravillas que reproducen esos sonidos tan acojonantes que llenaron mis orejas, y seguro que algunas de los que estáis por ahí, en vuestra adolescencia.

Cuarenta años en la música más maravillosamente Southern de los Estados Unidos. Cuatro años en la elaboración del álbum y ¿qué, unos veinte años de espera..más o menos? Pero no importa porque ha merecido la pena cada segundo para poder escuchar este compendio de Rock N Roll, Souhtern y la música más norteamericana que una banda puede llegar a hacer.

El compositor principal, cantante y guitarra, Henry Paul se ha cogido del brazo de ese monstruo de las seis cuerdas y la composición llamado Billy Crain, al batería original de la banda y compositor, Monte Yoho más Chris Anderson a la guitarra, Dave Robbins a la teclas y las voces y  Randy Threet al bajo y las voces y ha parido un disco brillante y pleno de frescura y buenas canciones.

Las canciones las deberíais de oír con la inocencia de la primera vez que se escucha Rock N Roll. Sin todas esas rémoras y peros que acabamos colocando, para tropezar, en la vida. Sin mirar si el que canta tiene barriga y canas o el guitarra no está ya tan bueno como una esperaba o el batería no tiene tanta pegada, o eso te crees. Lips, el cantante y guitarra de los maravillosos Anvil lo dejaba meridianamente claro en una parte de ese maravilloso documental dedicado a la banda titulado “The Story of  Anvil” ya reseñado en este blog tan sexy.

¿Viejos? Por supuesto. O maduros. Aunque importa un carajo el calificativo. Lo que verdaderamente debe hablar, y llegar al corazón y al alma de las orejas es la música.
Y de esto, señoritas y caballeros, The Outlaws tiene una montaña. Poderosa y hermosa, como algunas personas.



The Outlaws: Last Ghost Town

The Outlaws:Hidin' Out In Tennessee





lunes, 23 de julio de 2012

Siniestro Total: “¿Cuando se come aquí?” Surrealismo Punki



1982, un sábado cualquiera por la tarde.  Unos cuantos amigos nos reunimos en nuestro local habitual de ocio para pasar el rato a base de unas cervezas, unos cigarros, un tocadiscos, y unos cuantos discos, intentando matar el aburrimiento.  En ese momento llaman a la puerta y aparece un colega con un disco bajo el brazo.  “Tenéis que escuchar esto.  Yo no he oído nada igual en la vida”.  Y pincha este artefacto ante la estupefacción de los demás ante lo que estaba sonando.

Más o menos ocurrió así.  Y de golpe y porrazo se me cayeron al suelo varios mitos sobre música punk que creía inquebrantables.  El odio, la actitud contestataria, el negativismo, el “no hay futuro”, la política… todo ello fue a tomar por el culo.  De repente me encontré ante una banda punk que hacía del cachondeo y el surrealismo su bandera y su principio.  Era como decirnos “olvídate de la brutalidad del rock radical vasco, del nihilismo del punk inglés, de la superficialidad de la movida madrileña…. y pásatelo bien, joder.

Ya desde la cachondísima portada nos dejan claras sus intenciones.  Esa caricatura de los cuatro Siniestro en plan Hermanos Dalton, es un referente en mi memoria.  Cada vez que escucho el nombre de la banda, irremediablemente me viene a la cabeza esa imagen.  Como cachondísima fue tambien la formación de la banda.  Cuentan los anales de la historia que, tras un grave accidente de coche, tres amigos (Julian Hernandez, Alberto Torrado, y Miguel Costas) miembros del grupo “Mari Cruz Soriano y Los Que Afinan Su Piano”, se unen a German Coppini procedente de “Coco y los del 1.500” (como podéis comprobar no se cortaban a la hora de elegir nombre) para montar un grupo.  Unos estaban todavía convalecientes, otros casi ni se conocían, y es entonces cuando les llega el informe de la compañía de seguros sobre el estado en el que quedó el coche: Siniestro Total.  Vamos, como el guión de una película de Peter Sellers.


Ya tenían grupo y nombre.  Así que su siguiente paso fue grabar esta locura.  Contundencia, desparpajo, ingenio, sentido del humor.  Temas cortos, agresivos unos hilarantes otros, con unas letras y títulos que hablan por sí mismos del estado mental de sus creadores:  estaban como una cabra.  Odas al cachondeo como “Las Tetas De Mi Novia”, “Matar Hippies En Las Cies”, “El Cobrador Loco”, “Todos Los Ahorcados Mueren Empalmados”, “Ayatollah” y su gran estribillo: “Ayatollah, no me toques la pirola…”,  el surrealismo punki de “(Aunque Esté En El Frenopático) Te Tiraré Del Atico”, “Los Chochos Voladores”, o “Nocilla Que Merendilla”….  El disco es un “rara avis” en la discografía de Siniestro.  Para su segundo LP Coppini marchó para fundar Golpes Bajos, y el resto de la banda pasó del sonido punk a una especie de “rock gamberro”.  Lo que no cambió fue su sentido del humor, que continúa intacto en la actualidad.

Una vez leí por ahí que los Siniestro eran “vanguardistamente estúpidos” o “estúpidamente vanguardistas”, no recuerdo bien.  Pues bien, por lo que a mí respecta, vivan la vanguardia y la estupidez!!!!!





viernes, 20 de julio de 2012

Micah Schnabel : Cadáveres exquisitos



La vida es tan fácil como uno desea que sea. Aunque a veces la realidad se obstine en querer demostrarte lo contrario. Prueba de ello es el afán de vivir una buena vida que siempre ha demostrado Micah  Schnabel. A  la sazón parte integrante de esa banda, dúo más bien,  norteamericano llamado Two Cow Garage.

Las once canciones que el músico de Columbus Ohio ha sacado en este maravilloso “I'm Dead, Serious” son a-co-jo-nan-tes. Temas que se besarían con canciones del grandísimo Paul Weterberg. Otras que parecen las hijas bastardas de temas de Johnny Cash o Kriss Kristoferson , más aderezos tipo Drive By Truckers o Gin Blossoms y otras que se arriman al sonido de la banda que posee con su compadre Shane Sweeney, Two Cow garage.

Este es el segundo disco de Schnabel tras otra maravilla que se tituló “Whe the stage lights go dim” surgido en 2009 y que habla mucho de la capacidad compositora e interpretativa de  Micah. Si bien su acercamiento excesivamente acústico del álbum le cerró puertas y relegó a una buena obra a orejas dispuestas a escuchar, más que a oir.

Este I´m Dead, es más versátil y lleno de texturas y sabores de esos que te hacen sonreír las orejas y ponen música a tu corazón. Temas como "Sid And Nancy","Burning in Water, Drowning in Flame" o la maravillosa "Zen And The Art Of...(Fuckong Up Your Life)" hablan muy bien de este tipo desgarbado y freaky.

Sé que no me estoy explayando en exceso para comentar este gran disco pero, si sirve como excusa, he huido de Iruña tras los San Fermines y acabo de aterrizar. Pero no me resisto a presentaros discos bonitos y maravillosos, como a veces, es la vida.

Micah Schnabel - Choir Boys

Micah Schnabel - Zen And The Art Of...(Fuckong Up Your Life)



miércoles, 18 de julio de 2012

Waylon Speed : La maravillosa tradición



En estos días pasados de tradiciones fiesteras que se asientan, si o si, uno constata lo cansino que puede ser  el seguir un ritmo que descoloca y aturulla. Así que, bienvenida sea la cruel monotonía de los días que pasan como uno desea, o así.

Y hablando de tradición, Waylon Speed sabe un poco del tema. La banda, compuesta por el Reverendo Chitwood Hammaker, Guitarra y voces (no sé en qué rama eclesial y, la verdad, me la pela), los hermanos Noah, Bajo y voces y Justin Crowther, Batería y voces  y Kelly Ravin, guitarra, Lap Steel y voces, han creado un maravilloso hibrido sonoro lleno de Rock N Roll, Honky Tonk, Folk-Rock, Southern y Americana de verdadero lujo.

Radicados en Burlington, Vermont. Los Waylon iniciaron su andadura en 2009 con su disco debut: “Georgia Overdrive”; al que siguió “Horseshoes And Handgrenades” y un EP llamado “The Boots”. Influenciados por gente tan dispar como Motorhead, Fugazi, Drive By Truckers, Kriss Kristoferson, Johnny Cash o, claro está, Waylon Jennings.

Este genial “Valance” recién salido al mercado sublima la música más intensa de los Estados Unidos en diez canciones que son pelotazos sonoros llenos de glorioso Rock N Roll.
“Gotta Get Out”, “Then Again” son aceleradores del corazón llenos del apellido de la banda. Pura velocidad y caña. Que se hermana a temas intensos como “Train Out of Town”, “I Heard the Shot” o “Smoke” o bellezas como “Beef Jerky and Beer”.

Escuchar canciones que se ufanan en buscar la emoción, la melodía, el alma de la música es un verdadero placer para este organismo bicelular después de tanto escuchar el Txunda-txunda inaguantable durante nueve gloriosos días. Música que refresca las orejas, canciones que reconfortan el alma y una tímida y  bonita manera de reiniciar este blog de MUSICA, y recalco esto para los despistaos que pierden el tiempo en tonterías. ¿Vale?.


Waylon Speed -  Silver and Gold

Waylon Speed - Gotta Get Out



lunes, 16 de julio de 2012

LEMMY: THE MOVIE 49% motherfucker, 51% Son Of A Bitch



Icono:  según el diccionario de la lengua española, en una de sus acepciones, icono significa  “signo que identifica una idea o un objeto”.  Un ejemplo: “La estatua de La Libertad es uno de los iconos de los Estados Unidos”.  Si el ejemplo lo llevamos al terreno del rock mas duro, existen una serie de iconos conocidos e identificables al instante. Hasta los que no siguen activamente el mundo de la música  saben, por ejemplo, quienes son Ozzy, Slash, o Alice Cooper.  Cualquier buen fan tiene en los altares a Bon Scott, Joey Ramone, o Phil Lynott.  Todo el mundo sabe quien es Angus o Gene Simmons.  Tienen una imagen reconocible, un estilo inconfundible, han hecho una imagen de sí mismos identificable incluso viendo simplemente su silueta.  Son iconos del rock & roll.

Pues bien, uno de los iconos definitivos del rock es el protagonista de ésta película-documental, Ian Fraser Kilmister mas conocido como Lemmy, 65 años resumidos en casi dos horas de film, 65 años dedicados a tocar rock & roll sucio y ruidoso, 65 años consumidos a tragos de Jack Daniels con Coca y humo de Marlboro, e influidos (ahora menos) por infinidad de sustancias dopantes (excepto la heroína.  El no haber consumido esta droga es, según nos cuenta, el secreto de su longevidad).  Un milagro genético digno de estudio.  Un documental hecho desde el corazón, en el que tras esa imagen de killer fuera de la ley se esconde ante todo una buena y entrañable persona.  Porque eso es lo que aquí se nos ofrece:  la persona.  El icono queda para el escenario.  Desde la devoción con la que habla de su hijo (protagonista junto a Lemmy de varias escenas), hasta la resignación con la que nos cuenta el día que el médico le diagnosticó diabetes “me dijo que llevara un estilo de vida saludable….. pero a éstas alturas que más da”.  La sencillez con la que nos muestra su adicción a los videojuegos, o la pasión con la que nos habla de su gran afición:  la memorabilia y parafernalia militar, en especial la alemana de la 2º Guerra Mundial.  Uno de los momentos algidos de la peli es cuando nos muestra su colección de dagas y espadas, alguna de ellas verdaderas piezas de museo, así como cuando perfectamente uniformado, galones incluidos, visita un campo en el que otros entusiastas como él restauran tanques y otros vehículos.  Impagable la imagen de satisfacción de Lemmy, uniformado y engalanado, subido en la torre del tanque mientras este abre fuego.  Digno de una portada de Motorhead.

…  

Como si de un Jack Daniels con coca se tratara, a pequeños sorbos nos va mostrando lo que ha sido su vida.  Así nos cuenta su carrera musical, con especial atención al resquemor que le queda aún a día de hoy de su expulsión de Hawkwind, la formación de Motorhead, o su proyecto Headcat, todo ello intercalado con los testimonios de sus amigos músicos, desde Slash, Henry Rollins, Metallica en pleno, Dave Grohl, Scott Ian, Ozzy, Alice Cooper, Dee Snider, Fast Eddie Clarke… hasta gente en principio tan alejada de su estilo como Steve Vai o Dave Navarro.  Las cámaras le siguen de gira, filman su vida en el modesto apartamento de alquiler en el que vive, nos muestran el día a día del personaje, le acompaña de compras, a una emisora de radio, o al único santuario personal en el que si te atreves a molestarle eres hombre muerto:  Un rincón del Rainbow en el que hay una máquina tragaperras, donde se tira horas echando monedas con un Jack Daniels con coca en una mano y un cigarro entre los dedos mientras piensa en sus cosas..… 


Mientras tanto, y entre una historia y otra, el documental nos muestra a sus amigos contando ante las cámaras anécdotas divertidísimas, especialmente la que cuenta Scott Ian sobre unos pantalones cortos es hilarante, esa la tenéis que descubrir vosotros, no voy a estropearos el momento.  Su sentido del humor es otro de los rasgos que le caracterizan, baste el ejemplo de otro momento estelar: cuando Lemmy comenta que lo que se cuenta sobre que se ha acostado con 2000 mujeres es un mito, “No, no es cierto.  Habrán sido unas 1000.  Así que conociendo mi edad, y si te pones a hacer cuentas, verás que no son tantas cada año”.  Otra que cuenta su hijo:  “Cuando yo tenía 17 años, se me acercó y muy serio me dijo:  - hijo, prométeme que nunca tomarás cocaína.  – No, no tomaré, no te preocupes.  – Unicamente toma Speed, será mejor para tí…”  Todo un personaje, un icono, un estandarte del rock.  Las verrugas más famosas de la historia.

Baste como epílogo una frase que pronuncia un fan tras un concierto:  "Si hubiese una hecatombe nuclear los únicos supervivientes serían las cucarachas y Lemmy".  Seguro que es así.










viernes, 6 de julio de 2012

San Fermin 2012


                                           Cerramos del 6 al 15 de Julio

                                                   Felices Fiestas

miércoles, 4 de julio de 2012

King Cannons: Pasión a cañonazos



A veces la vida o el azar o circunstancias que huyen de tu control, desarbolan tu corazón y hace falta coraje, tripas y un par, ovarios o cojones o ambos, para tirar para delante. Pero se tira, un camino de diez mil kilómetros se inicia con un primer paso. Pero se necesita querer dar ese paso. Y, por ello, necesitaba algo que me sacudiese el alma. Necesitaba sonidos que rebotasen en mi cabeza, necesitaba tripas y audacia, electricidad y poderío…necesitaba un Rock n Roll.

Y, ¡joder, aquí están King Cannons! Y lo bien que sienta damas y caballeros.
King Cannons acaban de publicar su disco, discazo debut, titulado “The Brightest Light” una maravilla musical a la que precedió un fabuloso EP titulado “Take the rock ” del año pasado.

El sexteto de  Melbourne, Australia, ha parido un disco repleto de Rock n Roll, Soul, Punk, Reagge, Gospel del profundo sur y un acerado Rockabilly y primerizo y cincuentero Rock N Roll que hace que cada canción sea un lujo para las orejas. Un dulce paladear del corazón un vino maravilloso que se te sube a la cabeza a la primera y que obliga a las nubes del alma a disiparse y desaparecer.

Luke Yeoward: voces/guitarra. Rob Ting: guitarra. Mikey Ting: teclados/piano. Jonno Smith: bajo. Lanae Eruera: percussion y Dan McKay: Batería  poseen una ponderosa hibridación sonora que maravilla a todo aquel que tenga el cerebro suficiente como para detenerse y escuchar, además de oír, canciones como “Stand Right Up”, “The Brightest Light”, “Ride Again” o “On Our Own” y, ¿por qué no?, las catorce puñeteras canciones del disco. Ya que todo él es una delicia sonora. Delicia que se trasmite, incluso, en la estética de la banda. Esa mezcla sonora de Bruce Springsteen y su banda de la calle E con The Clash, también tiene su reflejo en esa imagen tan Havana 3 A.M. o Mescaleros. Mírate los videos y ya me dirás si son o no son unos pintas.

La honestidad que supura como una deliciosa herida abierta en cada tema del álbum, hace que la adicción de este organismo bicelular y unicerebral a esta “Luz más brillante” sea absoluta.

Para ambos, y debido al curro que tenemos se nos acercan días de mucho ajetreo y machaque.
Somos perros de la clase trabajadora y necesitamos sonidos correosos y sólidos. De esos que nacen en las esquinas de las calles, que crecen a golpe de sueño devorado, de deseo retorcido, de corazón machacado y que miran a la cara al destino y le retan a que le mande todo lo que imagine, que podremos con ello. Que tiraremos para adelante. Pisando un camino que se despliega ante nosotros misterioso y maravilloso iluminado por la luz más brillante.









lunes, 2 de julio de 2012

Slash: La autobiografía



Una plaga.  Es en lo que parece haberse convertido el panorama musical en cuanto a biografías rockeras se refiere,  Una auténtica y dulce plaga.  Una loca carrera por contar las interioridades de cada cual. Las hay de todos los gustos y colores.  Pero ¿sabéis qué?  que a mí me da igual, dadme lectura rockera y allí me tendréis devorando las páginas en las que las singulares vidas de nuestros disfuncionales amigos salen a la luz.  Y cuanto más loco y degenerado haya sido el protagonista en cuestión, mejor.  ¿A quien coño le importa, por ejemplo, la autobiografía de Bob Geldof (en el caso de que la haya publicado)?  A mí dame carroña e historias locas y una vida dinteresante, y estaré contento de leerte, dame a Lemmy, a Ozzy, a Elvis, a Little Richard, o a Ted Nugent, y estaré en el nirvana leyendo sus hazañas.  Por eso me ha gustado la autobiografía que el bueno de Saul Hudson ha sacado al mercado, escrita al alimón con el escritor Anthony Bozza.  Porque no se calla nada.

Slash: melena negra rizada, gafas de sol, permanente cigarro en la boca, chistera calada hasta la frente, pantalón y chupa de cuero, y botella de Jack Daniels en la mano.  Ah, y lo más importante:  Les Paul colgada hasta casi las rodillas.  Saul Hudson creó al personaje, y el personaje casi le devora.  Eso es lo que se puede sacar como conclusión de la lectura de este libro, en el que Saul nos cuenta con pelos y señales el auge y la caída de esa especie de héroe de cómic que él creó y que tuvo que reciclar al verse perseguido por la dama de la guadaña.  Reciclaje, esa sería la palabra clave en la actual vida de Slash.  En la actualidad no bebe, no fuma, no toma drogas, y el único vínculo físico con su pasado es un desfibrilador instalado en su corazón, que segun cuenta, con la excitación del momento, se le ha puesto en marcha en el escenario en varias ocasiones para recordarle lo vulnerable que puede llegar a ser.


El relato tiene varias partes claramente diferenciadas:  En la primera nos cuenta anécdotas de su niñez y su adolescencia, y su llegada al mundo del Rock.  Casi sin darnos cuenta somos testigos de los primeros intentos de formación de Guns & Roses, de sus discrepancias, encuentros, desencuentros, sexo, primeros problemas con las drogas y el alcohol, la grabación de Apettite For Destruction….  Olvídate de todo lo que hayas leído en revistas y periódicos, aquí Slash decide contar la historia de la banda desde dentro, y no tiene pelos en la lengua.  Nunca descalifica a nadie gratuitamente, él expone los hechos y nos cuenta sin ambajes el por qué tuvo problemas con éste o con aquél.  Sobre Axl baste una frase, cuando dice que le costó años conocer su pesonalidad “si es que alguna vez llegué a conocerla”.  En este punto, la narración es practicamente un monologo sobre colocones, paranoias, alucinaciones, camellos, intentos inútiles de desintoxicación, más drogas, más camellos… una vida tirada a la basura hasta que poco a poco reemprende la marcha hasta la sobriedad y la paternidad actual.  La época post-Appetite, el despido de Steven Adler y el doloroso parto que supuso la grabción y edición de los Use Your Illusion, las discrepancias de la banda con el cada vez más megalómano Axl y las disputas internas son relatos tremendamente entretenidos.  A partir de la renuncia de Slash a seguir perteneciendo a ese circo en el que se convirtió G’n’R,  la lectura, a pesar de ser disfrutable, se va volviendo más monótona. 

Lo mejor es que, intercaladas con el relato, te va contando anécdotas divertidísimas.   Así gracias a Slash podemos saber que si estás en pleno invierno, con un frío del carajo, y estás tan borracho que te quedas sobado y te meas encima, debes llevar puesto un pantalón de cuero, ya que “conserva mejor el calor corporal, además si llevaras un vaquero se te helarían las pelotas” (sic).  También gracias a Slash sabemos que Axl es capaz de bajarse de un coche en marcha sin avisar, y tras trastabillarse y dar dos o tres saltitos salir corriendo dejando a Slash estupefacto.  O su método para colarse en un club un día en el que le no le permitieron la entrada, y ciego como estaba descubrió que a las mujeres les dejaban entrar sin preguntar siquiera, así que con la borrachera encima decide volver a casa, vestirse de mujer, para volver al club a intentarlo de nuevo… y conseguirlo!!!  Solo para una vez dentro, darse cuenta de lo ridículo de la situación y salir por piernas de allí.

En fin, yo me he divertido mucho leyéndolo, algo que por otra parte es la misión de éste tipo de lectura:  divertir.  Ahora solo falta esperar que Izzy, Duf, o Steven saque sus respectivas biografías.  ¿y Axl?  Ufff… ni por asomo le veo haciendo algo así.