lunes, 23 de julio de 2012

Siniestro Total: “¿Cuando se come aquí?” Surrealismo Punki



1982, un sábado cualquiera por la tarde.  Unos cuantos amigos nos reunimos en nuestro local habitual de ocio para pasar el rato a base de unas cervezas, unos cigarros, un tocadiscos, y unos cuantos discos, intentando matar el aburrimiento.  En ese momento llaman a la puerta y aparece un colega con un disco bajo el brazo.  “Tenéis que escuchar esto.  Yo no he oído nada igual en la vida”.  Y pincha este artefacto ante la estupefacción de los demás ante lo que estaba sonando.

Más o menos ocurrió así.  Y de golpe y porrazo se me cayeron al suelo varios mitos sobre música punk que creía inquebrantables.  El odio, la actitud contestataria, el negativismo, el “no hay futuro”, la política… todo ello fue a tomar por el culo.  De repente me encontré ante una banda punk que hacía del cachondeo y el surrealismo su bandera y su principio.  Era como decirnos “olvídate de la brutalidad del rock radical vasco, del nihilismo del punk inglés, de la superficialidad de la movida madrileña…. y pásatelo bien, joder.

Ya desde la cachondísima portada nos dejan claras sus intenciones.  Esa caricatura de los cuatro Siniestro en plan Hermanos Dalton, es un referente en mi memoria.  Cada vez que escucho el nombre de la banda, irremediablemente me viene a la cabeza esa imagen.  Como cachondísima fue tambien la formación de la banda.  Cuentan los anales de la historia que, tras un grave accidente de coche, tres amigos (Julian Hernandez, Alberto Torrado, y Miguel Costas) miembros del grupo “Mari Cruz Soriano y Los Que Afinan Su Piano”, se unen a German Coppini procedente de “Coco y los del 1.500” (como podéis comprobar no se cortaban a la hora de elegir nombre) para montar un grupo.  Unos estaban todavía convalecientes, otros casi ni se conocían, y es entonces cuando les llega el informe de la compañía de seguros sobre el estado en el que quedó el coche: Siniestro Total.  Vamos, como el guión de una película de Peter Sellers.


Ya tenían grupo y nombre.  Así que su siguiente paso fue grabar esta locura.  Contundencia, desparpajo, ingenio, sentido del humor.  Temas cortos, agresivos unos hilarantes otros, con unas letras y títulos que hablan por sí mismos del estado mental de sus creadores:  estaban como una cabra.  Odas al cachondeo como “Las Tetas De Mi Novia”, “Matar Hippies En Las Cies”, “El Cobrador Loco”, “Todos Los Ahorcados Mueren Empalmados”, “Ayatollah” y su gran estribillo: “Ayatollah, no me toques la pirola…”,  el surrealismo punki de “(Aunque Esté En El Frenopático) Te Tiraré Del Atico”, “Los Chochos Voladores”, o “Nocilla Que Merendilla”….  El disco es un “rara avis” en la discografía de Siniestro.  Para su segundo LP Coppini marchó para fundar Golpes Bajos, y el resto de la banda pasó del sonido punk a una especie de “rock gamberro”.  Lo que no cambió fue su sentido del humor, que continúa intacto en la actualidad.

Una vez leí por ahí que los Siniestro eran “vanguardistamente estúpidos” o “estúpidamente vanguardistas”, no recuerdo bien.  Pues bien, por lo que a mí respecta, vivan la vanguardia y la estupidez!!!!!





3 comentarios:

Unknown dijo...

Joder, es que con temas como "Las tetas de mi novia" "O me pica un huevo", normal que se hiciesen tan grandes. Se hicieron y con razón.

Jorge García dijo...

Este disco es mítico, punto. Lo conozco desde hace ni se los años, coincido en lo que comentas sobre el punk y la ideología de este disco...
No sabía el incidente del nombre pero es muy de los Siniestro, este disco y Menos mal que nos queda portugal son sus grandes obras maestras, enormes.
Gran recuerdo y como siempre gran entrada tío.
Saludos

J.M.B. dijo...

Este disco lo escuchaba en el coche de un amigo, gallego él, cuando ibamos por ahi. Él me metió en Siniestro y yo a él e. los Ramones!

Un abrazo