1982, un
sábado cualquiera por la tarde. Unos
cuantos amigos nos reunimos en nuestro local habitual de ocio para pasar el
rato a base de unas cervezas, unos cigarros, un tocadiscos, y unos cuantos
discos, intentando matar el aburrimiento.
En ese momento llaman a la puerta y aparece un colega con un disco bajo
el brazo. “Tenéis que escuchar
esto. Yo no he oído nada igual en la
vida”. Y pincha este artefacto ante la
estupefacción de los demás ante lo que estaba sonando.
Más o menos
ocurrió así. Y de golpe y porrazo se me
cayeron al suelo varios mitos sobre música punk que creía inquebrantables. El odio, la actitud contestataria, el
negativismo, el “no hay futuro”, la política… todo ello fue a tomar por el
culo. De repente me encontré ante una
banda punk que hacía del cachondeo y el surrealismo su bandera y su principio. Era como decirnos “olvídate de la brutalidad
del rock radical vasco, del nihilismo del punk inglés, de la superficialidad de
la movida madrileña…. y pásatelo bien, joder.
Ya desde la
cachondísima portada nos dejan claras sus intenciones. Esa caricatura de los cuatro Siniestro en
plan Hermanos Dalton, es un referente en mi memoria. Cada vez que escucho el nombre de la banda,
irremediablemente me viene a la cabeza esa imagen. Como cachondísima fue tambien la formación de
la banda. Cuentan los anales de la
historia que, tras un grave accidente de coche, tres amigos (Julian Hernandez,
Alberto Torrado, y Miguel Costas) miembros del grupo “Mari Cruz Soriano y Los
Que Afinan Su Piano”, se unen a German Coppini procedente de “Coco y los del 1.500” (como podéis
comprobar no se cortaban a la hora de elegir nombre) para montar un grupo. Unos estaban todavía convalecientes, otros
casi ni se conocían, y es entonces cuando les llega el
informe de la compañía de seguros sobre el estado en el que quedó el coche:
Siniestro Total. Vamos, como el guión de
una película de Peter Sellers.
Ya
tenían grupo y nombre. Así que su siguiente
paso fue grabar esta locura.
Contundencia, desparpajo, ingenio, sentido del humor. Temas cortos, agresivos unos hilarantes
otros, con unas letras y títulos que hablan por sí mismos del estado mental de
sus creadores: estaban como una
cabra. Odas al cachondeo como “Las Tetas
De Mi Novia”, “Matar Hippies En Las Cies”, “El Cobrador Loco”, “Todos Los
Ahorcados Mueren Empalmados”, “Ayatollah” y su gran estribillo: “Ayatollah, no
me toques la pirola…”, el surrealismo
punki de “(Aunque Esté En El Frenopático) Te Tiraré Del Atico”, “Los Chochos
Voladores”, o “Nocilla Que Merendilla”….
El disco es un “rara avis” en la discografía de Siniestro. Para su segundo LP Coppini marchó para fundar
Golpes Bajos, y el resto de la banda pasó del sonido punk a una especie de
“rock gamberro”. Lo que no cambió fue su
sentido del humor, que continúa intacto en la actualidad.
Una
vez leí por ahí que los Siniestro eran “vanguardistamente estúpidos” o
“estúpidamente vanguardistas”, no recuerdo bien. Pues bien, por lo que a mí respecta, vivan la
vanguardia y la estupidez!!!!!
3 comentarios:
Joder, es que con temas como "Las tetas de mi novia" "O me pica un huevo", normal que se hiciesen tan grandes. Se hicieron y con razón.
Este disco es mítico, punto. Lo conozco desde hace ni se los años, coincido en lo que comentas sobre el punk y la ideología de este disco...
No sabía el incidente del nombre pero es muy de los Siniestro, este disco y Menos mal que nos queda portugal son sus grandes obras maestras, enormes.
Gran recuerdo y como siempre gran entrada tío.
Saludos
Este disco lo escuchaba en el coche de un amigo, gallego él, cuando ibamos por ahi. Él me metió en Siniestro y yo a él e. los Ramones!
Un abrazo
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