Cuando la sencillez vuela, cuando la luz no tiene prisa por llegar al suelo y revolotea un nanosegundo de más en tus ojos, en tu risa, en ese instante donde todo es perfecto, donde las malas hierbas se abrazan, enamoradas, a la flor más bonita del campo y le promete amor eterno, y sonrisas que crezcan desde el alma para toda la eternidad...
En espacios de calma....
Cuando la sencillez vuela, el alma brilla más que el sol de verano que arrasa campos y agosta corazones. Se eleva el espíritu en una quietud que calma el corazón y le da una oportunidad a la vida para mirar y, además, ver. Y ni todas las ráfagas quemantes que emergen tras las caras envidiosas, ni los avisos de la catástrofe del siglo de esta semana, borra la risa del niño, el juego eterno de los cachorritos que viven la vida en un instante que es eterno y sienten la vida como un presente, como un regalo, pues eso significa presente. Y todo suena bien en la calma quieta, en la sonrisa perfecta, que todas lo son, en esa canción que habla de de la primavera, del verano, del invierno, del otoño, de ti y de mi.." We Could Have It All" con esa sencillez que desarma que motiva que empuja a dejarse caer de modo absoluto en "Under the Big Sky", el segundo disco del músico inglés Claydon Connor. Once deliciosas canciones que basculan de un modo perfecto entre el Americana, el Folk-Rock británico y unas texturas Pop que hacen de su "Bajo el Inmenso Cielo" una maravilla de principio a fin.
La música de Claydon Connor cuenta historias, pedacitos de vida, de esa que nunca sale en los titulares y, raras veces, es la base para una novela multiexitosa. Su álbum es una mezcla perfecta de raíces americanas, con un toque de pop clásico Inglés, combinando todas sus influencias para crear un sonido que es a la vez honesto y contagioso. Son esas canciones que te empujan a salir a la vida con un gesto resuelto, natural, y ver las cosas pequeñas, esas que conforman la gran estructura de la existencia y son los ladrillos que mantienen los días aferrados a cada uno de nosotros.
Con una esencia, en ocasiones cercana a Gram Parsons, Kriss Kristoferson o el David Ford menos ácido, el músico de Oldham nos regala momentos emocionales y emocionantes. Canciones llenas de vida y retazos de la luz del sol de un verano de miles que están por venir. Temas como el delicioso " Just Another Lover", "The Sweetest Thing", "Who Would Have Thought" o "A Little Piece of Heaven" son como meter la mano en el tarro de la mermelada, empapuzarse con las cosas bonitas, sencillas y hermosas que a cada parpadeo surgen para demostrarnos que la miseria, la envidia, la mezquindad o la violencia son inventos humanos que nada tienen que ver con la vida, esa que te ronda lo quieras o no a cada segundo.
Claydon Connor es un músico consumado , toca la guitarra y la armónica, la mandolina, el órgano Hammond y el pedal steel y, sobre todo tiene un alma que necesita cantar historias en un disco que te enganchará desde el principio hasta el final. Te encontrarás bailando despacito con el alma moviendo el rabo como un cachorillo, buscando historias hermosas a cada segundo en que la tierra parpadea y jugando al veo veo con esa vida que nos espera a todos para ser vivida.
Claydon Connor:Just Another Lover
3 comentarios:
Como todo lo que me encuentro por aquí tendrá prioridad, lo cierto es que suena bonico del to lo que has colgado.
Abrazo.
Como dice el amigo Addi...suena bonico y dulce , con el justo toquecito de pop...ideal para dias soleados quizas...lo escucharemos con atencion...compay. Saludos
Una banda que está lejos de lo que me pide el "espíritu" estos días, es bueno volver a esa quietud tintineante del alma y es más facil agarrada a las notas de estos músicos.
Tengo las pulsaciones guerreras por mi corazón de Onna Bugeisha...
;)
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