Ray Davies es un hombre afortunado. Ha sobrevivido a los años ochenta, horteras y conservadores. A los noventa, fríos, egoístas y desangelados. Y se está manteniendo bastante bien, para un respetable señor con una más que respetable edad, en esta mísera década primera del siglo 21.
Ray Davies es un hombre afortunado porque ha sido capaz de mantener el buen gusto y una apariencia musical más que respetable si lo comparamos con otros compañeros de viaje musical desde aquellos lejanos años
Ray Davies es un hombre afortunado porque se puede jactar de haber parido, junto a “The Kinks”, decenas de canciones históricas, de esas que quedaran en la memoria, más allá de ti y de mí.
Ray Davies es un hombre afortunado porque pocos pueden decir que han sobrevivido a un atraco en Nueva Orleáns, con tiro incluido, y al cúmulo de despropósitos que es la sanidad norteamericana. En los cuales se cuenta la negación a atenderlo por no tener el seguro médico en orden, desde el punto de vista de la burocracia administrativa del hospital al cual fue trasladado tras interminables minutos de yacer desangrándose en un callejón de la ciudad y que nadie le hiciera el más mínimo caso. Hasta que una persona se lo echó al hombro y cargó con él. Y tras una llamada a la embajada inglesa y el hospital acceder a atenderlo, permaneció en un pasillo de dicho centro, minutos de dolor y de ciego opiáceo debido al chute constante de morfina que le suministraban. Como deja magníficamente demostrado en la cuarta canción, “Morfine Song” de su soberbio disco del 2007: “Working Man´s Café ” Disco este que, en gran parte de sus canciones canta y cuenta sus experiencias en Estados Unidos y sus perspectivas al regresar a su país.
Soberbios argumentos literarios arropados por una música fresca y madura a la vez. Esa alquimia casi imposible de conseguir por muchos y que al inglés le sale tan fácil como respirar. “Vietmam Cowboys” y “Vooodo Wall” junto a la ya mencionada “Morfine Song” y la fantástica “No One Listen”, plasman esas terribles experiencias en esa ciudad en la que se estableció por amor, o algo que se le parecía. Y de la que se marchó para sobrevivir física y anímicamente.
“In A Moment”, una de mis preferidas, “Imaginary Man” Y la magnífica “Working Man´s Cafe” en la cual relata sus recuerdos de niño, acompañando a su padre a esos bares londinenses ocupados siempre por trabajadores y desempleados en los cuales se daban mítines y se decidían huelgas contra un sistema perverso y podrido, culminan uno de los mejores discos de esta primera década del siglo 21.
Ray Davies es un hombre afortunado. Es el tío que tituló y compuso uno de los mejores discos de la década de los 80 “Give The People What They Want”, óyetelo, es impagable de principio a fin. Es el tío que cantó unos años más tarde, “Young Conservatives” bajo los gobiernos de Reagan en los U.S.A. y Margaret Tatcher en el Reino Unido. Canción vitriólica y llena de humor y mala leche a partes iguales.
Ray davies es un hombre afortunado porque Chrissie Hynde , cantante de “The Pretenders”, loca de amor por el músico inglés, dejó todo para vivir un apasionado romance.
Ray Davies es un hombre afortunado porque está envejeciendo con buen gusto, talento y capacidad creadora y de él, sólo podemos esperar cosas buenas.
Y por esto somos afortunados.
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