Es curiosa la relación que uno puede llegar a tener con un determinado disco. Curiosa y en algunos casos hasta morbosa. Me explico, corría el año 1989 cuando un amigo me recomendó al que para mi es o a sido el mejor guitarrista de todos los tiempos, el grande entre los grandes, el tejano Stevie Ray Vaughan. Me recomendó el disco “In Step”, lo compre y lo pinché en casa, y fue tal el shock, que al día siguiente volví a subir a la tienda y me compre la que hasta ese momento era toda su discografía. Que constaba de tres discos más de estudio y un doble en directo, corta pero sublime.
Día tras día no escuchaba otra cosa, el “Texas Flood” por aquí, el “Soul To Soul” por allá, hasta que un 27 de agosto de 1990, llego la triste noticia, había muerto en un desgraciado accidente de helicóptero en la montaña de Alpine Valley. Hacia poco más de un año que lo conocía y ya no iba a poder disfrutar más de su música ni poder verlo en directo. Triste, así me encontraba y me refugie en el Blues y en los discos de sus ídolos, Albert King, Buddy Guy, Jimmy Reed o Willie Dixon, y en el que fue su gran inspiración el también grande entre los grandes Jimi Hendrix.
El 6 de noviembre de 1991, sabiendo de mi pasión por este hombre, me llamaron de la tienda de discos para decirme que acababa de salir un disco nuevo de Stevie. Desde aquí un fuerte abrazo para el siempre agradecido y recordado “Napo” (dueño de la tienda). El disco se titulaba “The Sky Is Crying”, el bonito titulo sacado de una canción de Elmore James daba pie a una serie de canciones sobrantes de sus anteriores grabaciones. Subí raudo y veloz ha comprarme el disco.
En la tienda también vendían revistas musicales, y cuando ya tenia en mis manos mi preciado disco, me fije que en la revista “Solo Blues”, había un articulo de Robert Jonson que últimamente estaba escuchando mucho, compre la revista y el disco, lo que no sabia, es que esos dos pequeños artefactos me iban a estar martirizando durante una buena temporada.
Puse el vinilo en el plato y mientras escuchaba la cara A del disco, empecé a leer el artículo de Robert Jonson en el cual se hablaba de esa leyenda o no, sobre su pacto con el diablo en el cruce de caminos de Clarksdale (Mississippi), de sus sesiones en una improvisada habitación del Hotel Gunter de San Antonio (Texas) donde nos dejo sus míticas 29 canciones, de que nadie sabia a ciencia cierta donde había nacido y de que antes de hacer el supuesto pacto era un músico mediocre.
En estas estábamos cuando se acabo la cara A y puse
Pues bien cada vez que la aguja del tocadiscos llegaba al final de esa frase, saltaba hacia atrás y volvía a repetir una y otra vez, “tal vez debería hablar contigo, tal vez debería hablar contigo”, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y no se como llegue a la conclusión, pero lo que hice fue ponerme a contar las canciones en las que mi querido Stevie había estampado su firma, y a que no sabéis lo que paso. Pues si, el final de la cuenta se detenía en el numero 29, igual que Robert Johnson.
No me lo podía creer, ¿quien quería hablar conmigo, el diablo, el gran Stevie, había descubierto algo en lo que no debía de seguir investigando?. El impacto sobre mi cabeza fue brutal, no daba crédito. Llamé a mi amigo y le comente lo que me había pasado, él no salía de su asombro, ¿pero has contado bien? me preguntaba, que si que si, hasta tres veces he contado, le dije yo. No puede ser, me decía él, al final decidimos dejarlo como estaba, no vaya a ser que tenga alguna otra canción que no conozcamos de su existencia y toda esta siniestra y morbosa teoría se desvanezca, lo cual yo estaba deseando, por que a mi me estaba obsesionando hasta tal punto de dejar de escuchar ese “maldito” disco el cual parecía perseguirme.
Y por fin esa espeluznante teoría dejo de obsesionarme y de perseguirme cuando salieron al mercado dos discos mas de Stevie, uno de sus primeras grabaciones con una chica llamada Lou Ann Barton cantante que estaba en la primera formación, de lo que después seria su grupo de toda la vida los Double Trouble y también con la edición del directo “In The Begining” en los cuales nos encontramos varias canciones que destruían esa mítica cifra de 29 canciones.
Esta es una historia real como la vida misma, y a que no sabéis que ha pasado mientras escribía esta posdata, pues que me he dado cuenta que este blog inicio su andadura un 6 de noviembre. That's Life !!!
1 comentario:
Bueno, Steve Ray.... Eso son palabras mayores. Jodé, no tenía ni idea de lo de las 29 canciones, pero entiendo el shock que te produjo. ¡¡Menuda casualidad!! Mi primer disco de éste hombre fue el "In The Begining", que curiosamente estuve escuchando ayer. Y hoy entro en ésta página, y me encuentro con ésto....
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