viernes, 5 de febrero de 2010

Sherlock Holmes de Guy Ritchie "Buscando a Holmes desesperadamente"

Guy Ritchie es un autor bipolar. Tiene un truquito cinematográfico que le sale resultón contando siempre la misma historia, cosa nada criticable, por otra parte, con su mcguffin, sus malotes de barrio bajo y un montaje y ritmo endiablados. Y tiene, por otro lado, una incapacidad casi total en superar su truco ganador y ofrecer algo nuevo al espectador. Los casos más notables (y despreciables) son esa monstruosidad que perpetró para “lucimiento” de su recién estrenada esposa:”Barridos por la marea”, (a)versión de una película italiana de finales los sesenta, o ese intento por regresar a su truquito triunfador que fue “Revolver” de 2005, plagado de referencias a esa patraña pija seudo religiosa llamada “Cábala” que profesa su puñetera mujer, Madonna.

Dos cosas buenas ha hecho el niño bien atraído por la suciedad del lumpen londinense, separarse de ese monstruo fagocitador de creatividad que es Madonna y su película de 2008, “Rockanrolla”. Ésta sigue la senda de “Lock and Stock”, o “Snatch” sin aportar nada nuevo, pero, al menos es divertida. Tambien existe una tercera cosa que Ritchie ha tratado de hacer y que, el tiempo dirá si lo ha conseguido. Esto es, salirse de ese círculo vicioso que supone tener una sola idea y tratar de acceder a lugares distintos, dudo que mejores, pero al menos nuevos para él. Es por ello que se embarcó en el 2009 en la creación de una nueva franquicia de la industria cinematográfica norteamericana, la reinvención y adaptación a este siglo XXI, de un personaje tan absolutamente victoriano como Sherlock Holmes. Y, a fe mía, que no lo ha conseguido. Lo que Ritchie ha intentado con este Sherlock Holmes, semeja a lo que la pájara de su ex-esposa hizo con aquella maravillosa canción de Don MacLean, American Pie, suena a algo que remotamente recuerda a…pero ni por asomo es la misma canción.

Esto no significa que el Holmes de Ritchie no sea divertido, ni mucho menos. Como peli de entretenimiento funciona. Tiene todos los ingredientes para pasar un rato ameno: acción, trama(o algo que se le asemeja), una chica guapa, persecuciones y dos actores atractivos que, evidentemente, no se toman nada en serio su participación en la obra y aportan la necesaria ironía para que el machote que la vea se identifique con ellos. Y en esto Ritchie ha logrado su objetivo: hacer taquilla, crear una franquicia que aportará grandes dividendos y situar al autor, que es él, bajo el ala protectora de la industria americana.

Pero Holmes no está por ningún lado. Ello es debido a las premisas inherentes a la industria del cine en los U.S.A. que se fundamenta en:”- Si vamos a invertir cantidades obscenas de dinero en esto, esto nos debe dar mayores cantidades de dinero, por ello, deben verla el mayor número posible de personas, es decir, familias enteras, muchas familias. Así que, nada de tacos, nada de sexo explicito, nada de diatribas filosóficas que obliguen a pensar, nada de drogas, ni de desviados(a no ser que sea un gracioso mariposón de buen corazón y que de el contrapunto cómico) y nada que altere el statu quo de la familia que es la que nos da de comer y nos facilita el acceso a este tren de vida tan guay que llevamos.” Olvidan estos “genios” que se han hecho maravillas de sesgo comercial y que han dado grandes dividendos en taquilla, pero para eso hace falta talento y éste, es un bien escaso en el Hollywood de hoy en día.

El Sherlock Holmes de Ritchie queda lastrado por los peores tumores de la industria. Una trama apenas bosquejada, un personaje plano más cercano a un hooligan futbolero que a un maestro de la deducción. El cual, evidentemente debe de ser seducido por una fémina neumática, obviando así, el carácter misógino del detective. Otra obviedad, aunque debería decir, otra cagada monumental, es la adicción a los estupefacientes de Holmes, soslayado en la película de una manera ridícula con una mención de pasada a:”-eso que ha tomado se utiliza en cirugía ocular”, dicho por un indignado Watson. No reconoce Ritchie la deuda con la obra a la cual se quiere rendir homenaje. En “El signo de los Cuatro”, la novela comienza con un Watson hastiado de ver como su amigo, tres veces al día, se mete un chute de Morfina o Cocaína, según tenga el ánimo. Y esto puede parecer anecdótico pero incluso alguien tan alejado, a priori, de Holmes como el gran, perdón, el grandísimo Billy Wilder, lo plasmó en su película de 1972, “La vida privada de Sherlock Holmes” e hizo un acercamiento y una reinterpretación del personaje brillante. Claro que Ritchie no le llega a Wilder ni a la altura de los zapatos.

¿Es todo malo en la “versión” del inglés? No, al menos Watson, es un veterano de las campañas de Afganistán y, por tanto, un hombre habituado a la acción. Alejándose así de las interpretaciones seudo-cómicas del personaje en las películas de los años 40 y 50.

La parte física de Holmes, sus peleas, su integración, y querencia por los barrios bajos, que, por otra parte ya se intuyen en las novelas de Arthur Conan Doyle, se bosquejan, sin llegar a definirse, pero bueno, es mejor que nada.

Tanto Robert Downey JR., como Jude Law, a la tipa florero la ignoro, se toman los personajes de manera superficial, cosa que es de agradecer, seria doloroso ver a dos buenos actores forzando la interpretación y tratando de sacar de donde no hay.

Cuando Conan Doyle, abrumado por su personaje y su inmenso éxito, decidió acabar con él haciendo que desapareciera, junto a su Némesis, Moriarty, en las cataratas de Reichenbach, en la novela de 1893 “El problema final”, el caos que supuso para los lectores fue tal, que se vio empujado a escribir otra novela, notable por cierto, “El Sabueso de los Baskerville”, en 1901, situando la historia dos años antes de su muerte. La presión para que resucitase a Holmes fue tal, que después tuvo que escribir 32 nuevas historias, de nuevo con el detective resolviendo misterios.

Arthur Conan Doyle se vio forzado a resucitar a su personaje. Guy Ritchie en este siglo XXI, desde luego, no lo ha conseguido. Aunque, ¿Qué se puede esperar de un tío que estuvo casado varios años con la petarda de Madonna ?


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