miércoles, 9 de octubre de 2013

Pablo Moro Y Los Chicos Listos : Hay Veces Que Amar No Es El Camino, Sino Un Modo De Caminar




¡¡¡¡¡PAM!!!!...onomatopéyico de golpe de mano abierta sobre la mesa. Ligero temblor y caída, de algún objeto. Y , a esto, un :¡¡Lo ha clavado!!

Esta es mi sensación y el sentimiento que se aborbotona en mis orejas e inunda el músculo bombeador de sangre favorito de este que suscribe tras escuchar "La Vida Solucionada", el cuarto álbum en la carrera discográfica del ovetense Pablo Moro y su banda: Los Chicos Listos: Alejandro Blanco: Batería, Antón Fernández Ceballos: Bajo, Richard García: Teclados y Álvaro Bárcena: Guitarra, coros y, maravillosa  producción.

Moro tiene un cuarto disponible desde hace años entre los resquicios salvables de mi alma, cerquita de la avenida del avejentado y sufriente corazón; desde que escuché " Smoking Point", su segundo disco, en aquel lejano 2007. Mi mirada legañosa y mis orejas inundadas de demasiadas palabras y melodías, cobijaron aquellas canciones tras emborracharse de su fuerza, poesía e intensidad dramática.
 Esta alma mía, vestida de intuición barriobajera y perfumada de razón de mercadillo sabía algo, algo indiscutible. "Ese tío, me dije, es bueno" Ahora, tras zamparme, en 2009, " Pequeños placeres domésticos", constato, a día de hoy paladeando esta maravillosa obra, que este tío es muy bueno. 
De hecho, y me la pela si me llamáis exagerado o alucinado, si he de adjuntarle un calificativo, (que en realidad no necesita), de esos que nos apasionan a los enteraos como yo, diría que he dado con mi Will Hoge hispano.

Las trece canciones que componen "La Vida Solucionada", están repletas de imágenes pequeñitas; de esas que abarcan algo tan grande como una vida y que pueden durar cuatro minutos y cuarenta y siete segundos.
Esas vidas que sudan poesía de lo cotidiano. Que se visten con los vaqueros y se toman dos vinos en los bares oscuros de ciudades grises soñando con cambiar la vida a mejor no el status, y cuidar de aquellos a los que quieres.
Pablo Moro escribe para la gente de barrio, para su viejo y los amigos de éste y todas esas nubes de nostalgia que les llueven a los abuelos, aunque afuera, en la vida, haga sol como en la preciosa "Los Reyes Del Río". Moro escribe con una dulce afinidad para aquellos con los que te cruzas en la calle, te tropiezas en los bares o ves deambulando, quien sabe con que sueños en el corazón, por las calles agrietadas de ciudades más agrietadas aún. Oyes "La Galerna", "Canción De Octubre", "Girando" o "Pequeña Luna De Julio" y te zambulles en una melancolía deliciosa, como el olor de la tierra después de la lluvia.

No sé si es fácil impregnarse de esa sencillez exenta de rutina y mediocridad que supone hablar de hechos del día a día con una capacidad soñadora y poética que hace que los paseos, los sueños pequeñitos del ahora, la búsqueda constante de una risa, de una emoción, de una noche mágica a la que le sigue una mañana de pagar recibos, hacer la compra, la comida y tener tiempo para sentarse, sin prisa, y ver pasar el mundo con una dulce indolencia.

El Rock N Roll se nos abalanza en canciones como "Empezar De Cero", "Más Profundo", "Efecto Placebo" , "El último Día"o el delicioso medio tiempo de "El viento De Las Castañas" y hace que pienses que, si en vez de Oviedo fuese Nashville, este tío seria reverenciado por muchos críticos y, desde luego, público.
Tiene razón el autor en el inicio de su biografía: "Hace ya casi veinte años desde que Pablo Moro, nacido en Oviedo en 1978, decidió entrar en la habitación de sus hermanos mayores, un pequeño paraíso de libros y discos, agarrar la vieja guitarra acústica Samick que descansaba en un rincón e intentar colocar un par de acordes que acompañaran a los versos que escribía en papeles sueltos. Durante un tiempo esa habitación fue su escuela y su refugio, un lugar idóneo donde prepararse para lo que vendría después. Aunque no pudiera imaginarse, ni por asomo, qué iba a ser lo que vendría. Porque, lo que viene es talento, pasión, cariño y una necesidad de cantar y contar esas pequeñas historias cotidianas que necesitan trascender de esos rellanos de casas de barrio y llegarnos al corazón.
Y espero que sea por mucho, mucho tiempo para poder disfrutar de nuevas canciones y nuevas historias. Aunque, como canta Moro: "He decidido no morir jamás" y eso es algo que, mi chica y yo llevamos y continuaremos cumpliendo todas las vidas y, si es con la música de Pablo Moro y sus Chicos Listos, mucho mejor.








4 comentarios:

Carolynn Underground dijo...

Maravilloso, contra más lo escucho más me enamora, tiene unas letras para pararse a desmenuzarlas y hacer con ellas largas conversaciones entre dos.
Vuelves a sorprenderme chico rockero...Un beso, que como canta Pablo en "El último dia" tiene todo el poder y ni siquiera los más fuertes saben que hacer contra eso.
Lo utilizaré mucho mucho ;)

Olivia Dunham dijo...

Hola me llamo Olivia y es la primera vez que te dejo un mensaje. Este artista es muy bueno y poco conocido le sigo desde su primer álbum y me gusta tanto como tu blog...Gracias por la información.
Muchos besos.

Jorge García dijo...

Confieso que siempre he pasado de este tío, recuerdo que estuvo hace bastantes años en un bolo de Burning en Santander teloneando a Johnny y comañía y que no le hicimos ni puto caso, en la barra esperando a los de La Elipa, pero después de lo aquí comentado por mi hermano, habrá que darle un oído a este tio.
Abrazos por carretillas.

Kepa dijo...

UN disco que ha pasado relativamente desapercibido y que a mí me encantó y que considero que supone la madurez de Pablo Moro.

saludos