Escribía, con esa intensidad tan suya, José Ignacio Lapido en una de sus canciones que nadie besa al perdedor. Todos esos caídos, esos soñadores que despertaron súbitamente en el vertedero. Que pasaron por el escenario del éxito cuando las luces estaban apagadas y no había nadie en la sala. Todas esas personas ignoradas, olvidadas, están encarnadas en las vidas de Lips, cantante y guitarra y Robb Rainer, batería de esa banda de segunda, incluso de tercera categoría llamada Anvil.
El documental realizado en 2008 titulado Anvil ¡¡ The story of Anvil. Es de esas historias que te emocionan de modo absoluto, si es que hay alma que se pueda emocionar. Sacha Gervasi ha dirigido una historia de amor hacia dos putos perdedores, dos mataos sin más futuro que sus anhelos y sueños resquebrajados y un pundonor y pureza del alma que te deshacen.
Gervasi manipula los tiempos y los momentos dramáticos de una historia de caídos para provocar ese sentimiento que te empuja a encariñarte con esos pobres tipos, a sufrir los desprecios que “artistas” de la talla de Michael Schenker, Carmine Apice, Ted Nugent o Tommy Aldrigde , como propios. La historia se mueve desde la cotidianeidad de los dos amigos inseparables, sus trabajos de mierda, su futuro, tan congelado como los parajes de Toronto donde se arrastran los músicos. Su deseo del “ahora sí, este disco, esta gira, este concierto es el definitivo”, sabedores, tanto nosotros viéndolo, como ellos creyéndoselo, de que eso nunca va a pasar.
Ves con el cariño y la devoción conque los músicos de Anthrax, de Metallica, Slash o Jay Jay French, de los Twisted Sister, hablan de ellos con la admiración y el cariño por esos mataos que pudieron ser grandes, que sentaron las bases del Trash Metal y que acabaron cayendo por esas rendijas del mundo en donde lo fácil es hundirse y tan jodido salir de nuevo a la superficie. Ves que, a pesar de reconocer, como hace Lips durante una jornada de su trabajo de mierda, repartiendo comida para los colegios públicos del extrarradio de Toronto, que más bajo y más jodido de lo que está, no lo puede estar, la banda lo sostiene, le da alas y aire para mantener los pies lejos de ese suelo que tan rabiosamente se lo quiere tragar.
El alma de dos chiquillos de cincuenta años. Dos vejetes jugando a ser estrellas de Rock, viviendo un sueño del que despertaron abruptamente a esta pesadilla que es la vida cotidiana y que, sin embargo, ignoran de manera casi obsesiva. Empecinándose en esa nueva canción, el nuevo disco. La puta gira por la puta Europa. Tan ilusionante, tan necesaria para dos náufragos emocionales como Robb y Lips. Y tan desilusionante y amarga como la que se muestra en el documental. ¡¡Que pundonor, cuanta nobleza en sus gestos, en sus actos!! Rockeros de la clase trabajadora. Estafados, humillados, perdiendo los trenes, de manera literal y anímica en cada estación, en cada ciudad. Y aún así., sujetándose al sueño, necesitando creer, olvidando la verdad a cada desprecio, a cada nuevo gesto humillante que hundiría a todos esos machos del metal acostumbrados a limusinas, tías siliconadas y gestores fiscales y que, sin embargo, hace que los Anvil se sujeten los unos a los otros como náufragos tras una tempestad y avancen a esa nada que, no obstante, para ellos, es un horizonte brillante y esperanzador.
En ochenta minutos, Gervasi se lanza a una dramatización real de la existencia de unos perdedores a los cuales, ni la aparición de una deidad que podría salvarles de la miseria emocional y física en la figura del productor Chris Tsangarides, hace que la cosa mejoren. Ese punto tan literario, ese giro argumental del Deux Ex Machina que, al final no sirve para nada; te emociona, te hace querer a esos pobres tipos, te hace sufrir con ellos y te hace desear que las cosas no sean así. Que, por una puta vez en este mundo, la justicia se haga con los que de verdad la necesitan.
No hablaré del final de la historia. Sería horrible deciros como acaba y no empujaros a que veáis, con inocencia y emoción uno de esos momentos mágicos y especiales que suceden muy pocas veces en la vida. Sólo aseguraros que, si no se os hace un nudo en la garganta y no soltáis una lagrimilla es que no tenéis alma o estáis muertos, que, para el caso, es lo mismo.
Como cantaba y contaba Lapido: Náufragos y hombres sin sombra, androides fuera de control. Niños malos, perros sin amo, coristas de Eurovisión. Amantes, luchadores y poetas, todos aprendimos la lección. Nadie te pondrá una flor, nadie escribirá tu esquela, tenlo en cuenta, nadie besa al perdedor.
Anvil - Metal On Metal
5 comentarios:
Personajes de tercera categoria..mataos y soñadores que se curran el dia a dia con dos cojones..ya conozco alguno que otro..Lo dificil es encontrar a quien se fije en ellos y te plante el pedazo post este que te deja una puerta abierta a la reflexion y la boca abierta..casate conmigo chico rockeroooo!!!
Joder, TwoHeads. La historia de esta gente es única. En los 80 estuvieron a punto de conseguirlo, lo tuvieron en la punta de sus dedos... y se esfumó. La definición perfecta de lo en la peli se describe la leí hace poco no sé donde: "Es como Spinal Tap, solo que ésto es verdad". Grandes Anvil. Metal On Metal!!!!
Currelas del rock and roll, no conocía este documental, me pongo a buscarlo me ha interesado mucho, con esta entrada tan cojonuda como para no.
Cuando lo vea te comento.
Un abrazo.
Nunca entenderé tu obsesión con meterte con esos "machos del metal" o "estrellas del rock" o "aburguesados" o como quieras llamarlos. Si van en limousina y con tías rubias de tetas siliconadas es porque se lo han currado ¿no?. A mí me merece el mismo respeto Vince Neil o Lars Ulrich, por muy gilipollas que sean, que los chicos de Anvil. Porque tanto unos como otros me han dado buenos momentos. Porque me gustan. Punto. Lo que no veo normal, es que para destacar el trabajo del humilde, se tenga que poner de ejemplo el estilo de vida de otro que ha triunfado. Unos ganan y otros pierden, así es la vida amigo. A mí en esta vida me ha tocado perder, y a otros les ha tocado ganar. Pero no se lo echo en cara a nadie. Dicho todo esto, decirte que te has currado una gran entrada, de una gran banda a la que admiro. Un abrazo y buen verano.
Creo que no hablamos de trabajos sino de seres humanos con fondos diferentes..que no es meterse con estrellas del rock ni nada de eso..ni suerte ni no suerte..es valorar a las personas por como luchan y tiran de la vida..es la diferencia entre lo superficial y lo profundo..no es tan complicadoy si unos ganan y otros pierden y otros se resignan y otros no.
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