No sé si es el caso de Cody Jasper. Este disco, es su primer contacto conmigo. Es su primer álbum de hecho, del músico de Amarillo - Texas, aunque tardaría poco en acercarse a Colorado, lugar del que ha hecho su hogar. No sé si Cody Jasper es de esos autores que salen a la vida con esa mirada única, que pocos creativos poseen. Ese resorte extraño que los empuja a bailar en el escenario, a moverse con las palabras y la poesía, (Leopoldo María Panero, desaparecido hace nada era de esos), con la música de modo distinto al que se mueven los demás. No es dinero ni vanagloria, son sentimientos dificiles de definir. Son sentimientos que proceden de una ignota y extraña profundidad del alma. Y tienen que ver más con la derrota, que con la victoria.
A estos creadores, la gente los asimila de una manera distinta, los reconoce, se enamora de ellos por su capacidad para exudar derrotas más que victorias. Ven su fragilidad antes que su fuerza y, cuando ese público contempla, absorto, sus pequeños triunfos en un escenario, en un libro, en donde se le pueda emocionar a la persona, seguro que creen estar ante un milagro, una revuelta contra el orden natural de las cosas. Y entonces, la sonrisa deslumbra, aparta la sombra, deshace el hielo de los corazones y hace que los horizontes se vuelvan más luminosos.
No sé si Cody Jasper se siente así. De esa frágil manera de sentirse invencible. Pero sé que su música me ha llegado de un modo intenso y absoluto. Los sonido terrosos, ferroviarios, oxidados que el músico saca a su guitarra, a su voz, empujan las orejas a soñar con desiertos, con crujidos de tierra bajo unas botas demasiado gastadas, a canciones de perdedor que sigue caminando bajo el sol. Un sol que crea sombras al lado del músico, sombras que le son gratas y necesarias, sombras que se parecen a las figuras de Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughan, Otis Redding, Sam Cooke y Waylon Jennings. Sombras que le dan a Cody Jasper la posibilidad de iluminar, por unos minutos, los corazones de aquel que tiene la gloria de escuchar canciones como "Black Cadillac", "Rosemary", "Mona Lisa", "Deal" o "Someday".
Cody Jasper domina las seis cuerdas, el cuello de botella que rabioso las recorre, en una búsqueda neurótica de ese sonido que se te aferra al corazón y te empuja a cabecear el alma, a mover los pies del sentimiento con esos sonidos ásperos, candentes, rabiosos que, joder, se necesitan para avanzar bajo estos cielos preciosos que me abrazan a cada segundo del día, y se refugian en mi playa a la noche, cuando las guitarras callan, las voces susurran y el amor, el amor por ella, por la música, por las palabras, reina.
4 comentarios:
Joder, tío, pues no sé por qué, pero me recuerda mucho más a Rory Gallagher. Es que, además, tiene una imagen parecida. ¡Sólo le falta la camisa! ¡Un saludo! ¡Gran espacio!
¡Joder! este lo tengo pendiente aún, aceleraremos su escucha, a lo mejor para esta noche en el curro.
Fuerte abrazo
La mayoria de la gente por la que nos dejamos rodear es así, tal y como describes al principio del post, nos quedamos con la gente que nos deslumbra por esa profundidad y fragilidad de lo sencillo y apartamos y desterramos a esa otra que solo crea vacio y horas perdidas de una vida que ansía a toda costa recuperar todas las horas pasadas para regalarselas a un presente siendo consciente ahora de qué es lo que verdaderamente merece la pena.
"Cody Jasper" me recuerda a uno de esos garitos que bien conocemos en los que acompañados de nuestra gente saboreamos la esencia de la vida que no es otra que lo que nos hace sentir plenos.
Como canta Enrique Villareal..."Cómo abrazas mi cuerpo sólo con un par de notas..."
Estoy con 21 king Crimson me recuerda y mucho al gran rory
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