martes, 10 de febrero de 2015

Sugar Sugaar: La Prostituta Más Hermosa Del Burdel Se Llama Rock And Roll


Recuerdo décadas pasadas, cuando esta ciudad era aún más garrula y rancia de lo que hoy en día es. Recuerdo el "sotacaballorey" estético y emocional. el caldo de cultivo pegajoso y degradado donde chapoteaba el orgullo ridículo de creerse algo sin más respaldo que el ser de aquí, que era lo más. 
El paletismo de rolex y misa, de puta y orgullo decadente, de ecos de botas militares pisando la esperanza y la necesidad de un mañana mejor resonando entre procesiones de semana santa y bares atestados de castas y alcohólicos encubiertos.

Y la ausencia de color. Y el predominio del gris, de la luz cayendo al abismo necio y egoísta de lo inamovible, del sentimiento petrificado, del pensamiento esclerotizado.

Y recuerdo, también, la necesidad que sentía de pintar días y noches del color de la locura que provocaba la música en mi. La búsqueda incesante de aquello inasible, de la canción atisbada en un bar, de la que se colaba en radios demasiado parecidas a las de ahora. De un disco que un colega de un colega de otro que había estado en Londres o en París se trajo para mi envidia y necesidad de hacerme con ello. Y como ese grupo, esa canción, me llevaba a otro y luego a otro y después la sonrisa, la rabia en el baile loco de punteos con escoba y escaparme del mundo, de mi mismo, de mi destino.

Recuerdo cuando compré al Napo en Kilkir Diskak el primer álbum de The New York Dolls. Recuerdo mi fascinación rabiosa al mirar a aquellos engendros malencarados que se vestían como putas de cinco dolares la mamada. Recuerdo que eran la antítesis de mis adorados Kiss. Todo lo que en la banda de Criss, Frehley y los otros dos usureros era brillo. oropel, estrategia musical y pose,(cojonudamente hecho todo) en las Muñecas de Nueva York eran callejones oscuros, una amalgama musical pisoteada al lado de cigarros con pintalabios en las boquillas, y peligro y realidad y verdad y tensión emocional y una rabia que los Kiss nunca fueron capaces de crear.
Y el mundo cambió. Y las canciones de Mink Deville y Jim Carroll y Ellioth Murphy y tantos otros se colaron en mi alma y nunca me han abandonado.
Después vendrían Hanoi Rocks y Dogs Dámour y ese pedazo de mi vida que reservé en su momento para las huestes de Johnny Silvers se volvió un garito necesario para que mi alma se escapase de cuando en cuando a despedazar la lógica, a morder los labios de la vida con rabiosa lascivia y a sudar puto Rock and Roll de tres acordes y letras repletas de perdedores y amores mentirosos, de borracheras y psicotrópicos.

Recuerdo ir dando tumbos y bandazos estéticos buscando a mi modo un reflejo de rimmel y camisas blancas y chalecos negros y guardapolvos y pendientes y anillos...y constatar que para ser un chico glammy había que ser un tirillas y no un gemelo del Kurgan. Aún  así, buscaba el modo de parecerme a Johnny Silvers. De bailar y desgañitarme con las canciones del Junkie por antonomasia del Rock and Roll...Esas canciones tenían algo mágico.
Y, joder como me alegra dar la bienvenida a ese garito infecto a los franchutes de Sugar Sugaar. Un cuarteto que bebe de todo lo bueno y perverso que es capaz de crear la adicción a músicos underground de la talla de los Dolls.
Sugar Sugaar está, espero, a punto de sacar su primer larga duración. Antes se marcaron un delicioso EP titulado "The Sweet taste Of Rock n´Roll", seis canciones que se mueven por un Nueva York de los setenta con una elegancia y una naturalidad pasmosa. Las tres canciones que la banda m,e hizo llegar, demos de lo que será su disco, también caminan en esa dirección, permitiéndose besos con lengua a Mink Deville, caso de "Magic Moments".
El factotum de este travelo rockanrolero es un tipo que atiende al nom du guerre de Oli Le Baron y entre sus batallas ganadas figuran hechos tan atractivos como tocar con  Jean-Louis Aubert  de la mítica banda francesa Telephone o realizar una gira por los Estados Unidos con Sylvain de New York Dolls en 1992 y 1993,amén de colaborar con Sylvain en su disco "(Sleep) Baby Doll de 1998.

Junto a Sickyy Lyo a la guitarra y Mi Madssen al bajo son la sangre que chorrea  y el músculo que suda Rock and Roll.
Sus canciones son intensas, sinceras, macarras y engreídas al modo único y poderoso que el Glam Rock barriobajero recrea en obras cortas y rabiosas, como un polvo en la trasera del bar más cochambroso del Village neoyorquino.
"Lonely in Heaven", "Stoned", "Sweet City", "Magic Moment" poseen una energía que nace de las tripas y la mala ostia de estar vivo en este siglo que trasmite tanta confusión y tanta fascinación.
La única pena es lo corto que se hace la escucha de las nueve canciones que la banda ha publicado hasta ahora. Se tercia, pues, la necesidad de reclamarles para ya que se dejen el alma en ese disco al que ya estoy deseando echarle el corazón y las orejas.
Sugar Sugaar damas y caballeros..Y esto solo es el principio.

Sugar Sugaar:Stoned

Sugar Sugaar:Sweet City

Sugar Sugaar:Magic Moment





2 comentarios:

bernardo de andres dijo...

Esos telephone que salvo error llegaronb a ctuar oor España en épocas Nueva Oleras dando una clase que para si quisieran muchos. Me busco esto

Redacció dijo...

la versión de Johnny Thunders es muy personal y atractiva, no conocía este proyecto, como siempre, gran texto. Saludos
(he cambiado mi url, si estás interesado en continuar con mi blog actualizado en tu blogroll aquí está: http://www.ontheroutemag.com)