Supongo que en todo arte es igual. Lo que para unos son solo lineas rectas, ángulos y curvas precisas, para otros son edificios, estructuras, magia en pequeña o gran escala.
Lo que para algunos son solo sonidos , directamente, ruidos, para otros, para mi, son pedacitos de la persona que ha sufrido, sentido o soñado esa secuencia de notas, ese golpeteo rítmico, esa sinuosidad del alma deslizándose en cada estrofa, en cada verso, como besos sobre la pálida piel de esa mujer.
Colores aleatorios embadurnando un lienzo blanco, una pared, un vagón de metro, una hoja de papel, o el deseo de trascender, de contar una historia, la necesidad de marcar el territorio o de agarrarte los huevos del alma y retorcértelos hasta que tu corazón grite...
Ken Will Morton, cantante, compositor, interprete de sus canciones; agarrado con una mano al Rock and Roll, con la otra al Americana, con la otra al Alternative-Country, con la otra al Folk/Blues y con la otra al Southern Root, y, seguro que me dejo algún apéndice aferrado a otro estilo, a otro sonido que el de Athens exprime y adorna con talento e imaginación.
Lejos queda el Power Pop trío que formó con el batería Kevin Watford y el bajista Deve Siff y que atendía al nombre de Wonderlust. Seis álbumes después, siete con este formidable recopilatorio, "Tell It To The Wind", el de Georgia nos ha regalado grandisimas canciones, hermosas y poderosas melodías que hacen rugir al corazón y le empuja a seducir al cuerpo para que salga a la calle tarareando bellezas como "On My Feet Again", "Muscadine Wine" o " Restless Heart". O bien, a correr impulsando el alma hacia el frío que comienza a susurrar el invierno con Rockanroles de delicioso y ardiente octanaje como la muy Runaway Boys de los Stray Cats, "Boogie Shoes" o pedazos de poderosa gloria rockera como "Make Believe Love", "China Blue" o "Devil In Me"...Entre medio, pedazos de un tipo que sientes que disfruta haciendo e interpretando sus canciones que se emociona cuando en directo arranca pedazos de si mismo con su guitarra y los expone ante los afortunados que disfrutan de ese algo inasible llamado arte al cual puedes regar de cerveza, de tus bailes y, consecuentemente, de tu sudor, tus gritos y tus risas.
Las comparaciones con Paul Westerberg, Old 97, el primer Dylan, Springsteen y blah, blah, blah, no debieran de despistar nuestras orejas de lo verdaderamente importante, lo jodidamente buenas que son sus canciones. La fuerza e intensidad que trasmite el artista a través de las permutaciones matemáticas de siete putas notas que hacen que en la niebla de los días tu veas colores que cantan, edificios que suenan como el viento de Georgia en invierno y, las mariposas despistadas aleteen en tus orejas poemas encendidos que suenan a Rock and Roll.
Ken Will Morton:Make Believe Love
ken Will Morton: Boogie Shoes
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