lunes, 18 de octubre de 2010

Crazy Diamond - Syd Barret y el amanecer de Pink Floyd


“La muerte el 7 de julio de 2006 de un hombre de mediana edad en un adosado mediocre de una zona tranquila de Cambridge, no solo puso fin a uno de los capítulos más extraños de la historia de la música popular británica, sino que también puso punto final a una época casi mitológica conocida como los Swinging Sixties”.
Así da comienzo el prólogo del libro que nos ocupa. Supongo que muchos de vosotros/as conocéis la historia: Syd Barrett, la mente creativa en los primeros tiempos de Pink Floyd, autor casi en su totalidad del primer disco de la banda, parece ser que esquizofrénico y con una compleja personalidad que, unido a su desmedida afición al LSD. Lo condujo en muy poco tiempo a las tinieblas de la locura de la que ya no pudo escapar hasta su fallecimiento en 2006 a la edad de 60 años.
Durante varias décadas su vida fue un verdadero misterio. Solamente se relacionaba con familiares y amigos cuyos testimonios dieron forma a éste libro, por lo que se puede decir que su relato nos descubre cosas que han sido ignoradas por la prensa generalista durante todos esos años, asegurándonos con ello la veracidad de todo lo que en el libro se comenta. Asimismo el resto de integrantes de Pink Floyd cuentan sus experiencias con Syd, lo que tuvieron que aguantar en las giras..… En un principio parecen reproches, pero según avanza la lectura te vas dando cuenta de que no es así, y que verdaderamente apreciaban a su amigo. Los escritores consiguen una fluidez narrativa que hace muy divertida la lectura. Además recordemos que aquí no hay leyendas urbanas ni sensacionalismos. Los que colaboran con sus testimonios cuentan lo que verdaderamente pasó.
Eso es lo mas importante de éste libro: la veracidad. La familia se involucró en el proyecto, supongo que con el fin de acallar la gran cantidad de tonterías que los periódicos sensacionalistas británicos publicaban cada cierto tiempo sobre el artista en sus días de retiro, cuando ya no era un personaje público, musicalmente hablando. Es principalmente gracias a su hermana y a su cuñado que podemos saber como era en realidad el Syd más familiar y alejado del negocio musical. El libro nos cuenta como era su día a día, como lidiaba y hacía compatible ese día a día con su enfermedad, su relación con los fans que aún le seguían adorando-acosando, sus obsesiones, sus inquietudes artísticas, sus proyectos..... En los primeros capítulos se nos explica como fue la infancia y adolescencia del artista, su cada vez más creciente interés por la música, y finalmente la creación de un grupo al que llamó Pink Floyd en homenaje a dos viejos bluesmen que le gustaban: Pink Anderson y Floyd Councyl. Asimismo vamos descubriendo poco a poco su imparable deterioro psíquico y su creciente afición a las drogas. Como ya hemos comentado antes, lo principal del libro es su veracidad, pero también hay cabida para la “carnaza” que todos buscamos en un personaje de éstas características. Carnaza en forma de situaciones que verdaderamente ocurrieron, y que ninguno de los protagonistas niega. El libro documenta sus legendarios colapsos en directo, donde con los brazos colgando era incapaz de tocar un solo acorde mientras el resto del grupo sacaba la actuación adelante como podía. Sus locuras en los sets de televisión, como aquel en el que en la desastrosa gira americana, el presentador le va haciendo pregunta tras pregunta mientras Syd se limita a mirarle totalmente alucinado sin pronunciar una sola palabra. Existen grabaciones de éstos programas, yo he visto alguna y la verdad es que es impactante ver al artista totalmente ido, como un “flautista a las puertas del alba” (título del primer álbum de Pink Floyd: The Piper At The Gates Of Dawn). Mi anécdota favorita es aquella en la que varios amigos explican como se hicieron con una botella de LDS líquido puro, y fueron al apartamento de Syd para preparar unos azucarillos con varias gotas de ácido en cada uno de ellos, pero el LSD al ser líquido se absorbía por vía subcutánea (como una pomada) y acababan todos viajando por el espacio sin saber los azucarillos que tenían ácido y los que no. Cuentan que en apartamento de Syd, lo único que podías probar estando seguro de lo que tomabas era agua del grifo, siempre que te la sirvieras tú mismo, por supuesto. Y a veces ni aún así.

En cuanto a su música, comentar que es difícil, muy difícil. Sus canciones reflejan tanto su personalidad como la de la época en la que se hicieron. El rock “psicodélico” estaba en su punto álgido, y según los entendidos en la materia, Mr. Barrett lo elevó a la categoría de arte. Según Paul McCartney, que grababa en Abbey Road “Sgt. Peppers” en el estudio de al lado, “The Piper At The Gates Of Dawn” es una obra maestra. Yo, después de años de escucharlo periódicamente, he aprendido a comprender seis o siete canciones. Nunca he tomado LSD, pero el principio del disco con “Astronomy Domine” y “Lucifer Sam” seguramente sea lo más parecido a meterse un ácido por vía auditiva. Impresionante. Es como si a míticas canciones “psicodélicas” de Beatles como “Lucy In The Sky With Diamonds” o “Strawberry Fields Forever” le quitases toda orquestación y las dejases desnudas, con un extraño y sideral tono de guitarra. Básico, sin florituras y sin adornos innecesarios. Sin embargo canciones como “Bike” me sigue pareciendo la mayor estupidez grabada de la historia de la música “rock”, en dura competencia con “Yellow Submarine”.
Más difíciles aún de digerir son sus discos en solitario después de marchar de Pink Floyd. Sus dos discos, “The Madcap Laughs” o “Barrett” es lo más parecido al certificado de defunción musical de éste artista. Aquí hizo lo que le dio la gana, y se nota. Para muchos fans del mito, son obras maestras imprescidibles. A mí me parece que para entonces ya estaba más cerca de Saturno que de la tierra, no sé si me entendéis. En éstos discos le ayudaron David Gilmour y Rick Wright y sus declaraciones en el libro no dejan lugar a dudas sobre el estado mental de Syd. Literalmente le tenían que sentar en una silla, ponerle la guitarra entre las manos, y decirle “toca algo, Syd”, y grabar deprisa y corriendo. Cuando se levantaba de la silla, directamente se iba a la puerta del estudio para salir de allí, y le tenían que dar la vuelta y sentarlo de nuevo. Lo curioso del caso es que verdaderamente le estaban ayudando, ya que Syd Barrett quería grabar esos discos.

Y después de eso, la nada. Y es el relato de ésta época oscura lo que más me ha gustado del libro. Su día a día y su lucha. En fin, si tenéis oportunidad de leerlo, no lo paséis por alto. Siempre es un placer sumergirte en las peripecias de uno de los mitos del siglo XX.

9 comentarios:

Redacció dijo...

Me fascina Syd Barret. Hay un documental difícil de encontrar que se llama Pink Floyd: Which one's pink, producido por la BBC. En él, se puede apreciar lo que comentas sobre la preocupación de sus compañeros, además con imagenes de sus cuelgues en directo. Llegaron a tocar compartiendo escenario Gilmour y Barret, cuenta Gilmour la impresión que le causaba estar tocando con la persona a la que iba a sustituir. Muy Bueno
Este libro tiene muy buena pinta.
Un Saludo y gracias por la recomendación.

TSI-NA-PAH dijo...

En la lista para Papa Noel ,junto al box set de Bruce y unos cuantos vinilos mas!!!!
un abrazo

Benet dijo...

Nunca me ha gustado la psicodelia con lo que no puedo analizar bien la obra de Syd Barret. La verdad es que a mí no me gusta mucho The Piper... pero como tampoco tengo una predilección hacia el Sgt Peppers. Pero aún con todo me leería este libro. Este hombre no deja de ser un enigma para mí. Me da la impresión de que se le ha elevado demasiado a los altares, pero como digo, no puedo valorarlo.
No consigo entender su 'genio'.

Copito de Nieve dijo...

Yo es que estoy muy liado ahora como para leer, ademas tengo una lista de libros para devorar de la hostia...quien sabe igual en otra ocasion sera.
Adios cuadrilla...

Paco dijo...

Un personaje, Syd. A pesar de su locura fue un músico imaginativo y creativo como pocos. Y nos dejó una gran obra. El libro lo buscaré porque siempre me intrigó Syd. Buen post, amigo. Saludos.

The Mother Of Norman Bates dijo...

Chals Roig: Creo que he visto algo del documental que citas. Antiguamente solían emitir en televisión programas temáticos musicales y en uno dedicado a la psicodelia y el cuelgue LSD salieron imágenes de los primeros Pink Floyd, y la verdad, eran impactantes. No sé quienes iban más colgados, si los músicos o los espectadores. De todas formas buscaré el documental que citas, gracias por la recomendación.

Benet García: No te creas, a mí me pasa lo mismo. Es el personaje en sí lo que me fascina, no su obra, aunque como ya digo, algunas canciones las disfruto y he llegado a entenderlas. Igual con el tiempo e intentándolo más a menudo.....

TSI-NAH-PAH y Paco: Si os interesa el libro, no es muy difícil de encontrar. En cualquier tienda de música lo tendréis, entrad en la web de Discos Tesla, Revolver, o cualquier tienda que se anuncie en revistas y allí lo tendréis. Yo lo compré en Barcelona en Tesla, creo recordar. Además es barato, sobre los 19 euros.

Txino, colega: Tú lee, devora, que eso es bueno. Aunque estoy completamente seguro que disfrutarías con éste libro.

Bueno coleguis, saludos a todos. Agur, adeu, adiós.....

luther blues dijo...

La gran figurita del album tan dificil de conseguir al fin tiene su libro y como tu bien dices muy veraz con relatos de la gente que lo acompaño ,nunca entendi a los fanaticos de la banda cuando resaltaban que la mejor epoca fue con Barret ,cosas de la psicodelia my friend
Un abrazo y buena semana muchachos

Kolikotron dijo...

Ya me lo pasaras mami para echarle un vistazo.
Saludos y hasta otra

The Mother Of Norman Bates dijo...

Hombre, luther: Entiendo que los puristas de Pink Floyd dicen que la mejor época fue la de Barrett, ya que después se convirtió en una banda totalmente distinta. O sea, que sólo hubo una época Barrett. El resto es otra historia.

Koli: ya te pasaré el libro, te gustará.

Saludos a todos.