El Imaginarium del Doctor Parnassus.
Terry Gilliam tiene el alma de Don Quijote con Abscesos eventuales de un Peter Pan pasado de vueltas.
El mundo de Gilliam no tiene nada que ver con el real. Su vinculación con esa vida que tú y yo vivimos, y, a veces, padecemos es casi residual. El inglés, por supuesto, está sujeto a las normas y haceres de una sociedad a la que, apenas nadie se puede sustraer. Sin embargo, pasada esa obligatoriedad, Gilliam ignora la realidad y se zambulle en un mundo único, onírico, lisérgico.
El director, yo diría que cualquier autor, cuenta siempre una única historia. Gilliam lleva décadas filmando a su alter-ego, sea quien sea el actor que interprete su película, escapando de un mundo que ni entiende, ni acepta, ni le es cómodo.
El niño que es Gilliam juega en un patio trasero olvidado por los adultos. Allí su protagonista es libre para volar, ajeno al anclaje de la realidad que nos lastra a todos.”El Rey Pescador”, “El Barón de Munchausen”, “Jeliza-Rose”, la niña coprotagonista de la soberbia “Tideland”, incluso el Bruce Willis de “12 Monos” y todos los personajes que han recibido el hálito de Gilliam en las históricas obras de los Monty Python, rechazan formar parte de una realidad que les asquea y le es ajena. Y esta última obra suya, evidentemente, no es una excepción.
Con “El Imaginarium Del Doctor Parnassus”, el director se zambulle en ese juego de espejos entre vida e imaginación que le es tan querido. De hecho, en los primeros minutos del film, deja bien claro que le importa muy poco la aceptación masiva, o no, de la obra. Gilliam descuida en ocasiones la historia, que, por otro lado, no es más que una versión del Fausto de Goethe, y se lanza a crear imágenes oníricas, escenas que caminan más cerca de los sueños de los niños que de la pobre imaginación del adulto.
Aquí subyace la pauta de Terry Gilliam, como buen ilustrador que es,(Todas las escenas animadas de los Monty Python son obra suya),cuenta su historia a través de colores, formas imposibles y realidades irreales. Para Gilliam, es más verdadero un río que se transforme en una serpiente diabólica, que una conversación entre dos personas en un bar.
Loa sueños los deseos, esa vida que linda, a veces más cerca de lo que imaginamos, con la real, pero a la que nunca accedemos, son el terreno de juegos de este niño mayor.
La anécdota de que fuera la última, e inconclusa película de Heath Ledger ha resultado un empujón inesperado a una obra que, probablemente no hubiera gozado de tal repercusión, si el gran actor no hubiera fallecido en las circunstancias que lo hizo.
Los actores que terminaron el film dando vida al personaje de Ledger, son un ala suplementaria más para la nave de sueños e imaginación del inglés. Haciéndola más extraña y gillianesca, permítaseme el palabro.
Si tenéis la oportunidad de ver la película, sabed que os enfrentáis a gigantes, no a molinos. Que los espejos reflejan una farsa sólida llamada realidad y que la única verdad es que todo lo que imaginas, lo es.
2 comentarios:
Jodé, TwoHeads, lo que describes parece más bien una fantasía onírica de Syd Barrett. Por otra parte, lo que dices es lo típico que se espera de un personaje como Terry Gilliam. O no.... porque de éste personaje te puedes esperar cualquier cosa. Brazil, Munchausen, Fear and loathing in Las Vegas (geniales Johnny Deep y Benicio Del Toro), 12 monos!!!! Wow!!! hacía tiempo que no oía a nadie referirse a ésta película. 12 monos..... a mí me encanta ésta peli.
Respecto a lo que cuentas de las escenas animadas de los Monty Phyton, no sabía que fueran obra suya. La verdad es que son impresionantes. Los títulos de La Vida De Brian, a pesar de su aparente simpleza, están genial, posiblemente sea una de las animaciones mejor ensambladas de la historia del cine, además de ser divetidísimos. Están en el sitio perfecto. Sólo las compararía en genialidad con las animaciones de Gerald Scarfe en The Wall. Impresionante.
Bueno TwoHeads, habrá que ver la peli. Me has dejado con la "cosilla".....
¿Pppppero de qqqque estáis habbbblando? No enttttiendo nada.
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