Mike Sanchez & Imelda May : Cántame aquella vieja canción

La luna juega con las nubes. Las tiñe de luz para luego despojarlas de ellas. Si no fuera un juego intrascendente, me resultaría tremendamente cruel.

Ya que yo soy ahora como una de  esas nubes…Tuve luz, luz prestada de una luna maravillosa que ahora ha seguido su camino en el cielo dejándome aquí, varado en tierra de nadie; mirando el cielo a través de los barrotes de una celda en el corredor de la muerte. Con tan sólo días de vida por delante y demasiadas horas para pensar, para recordar.

Mi nombre ya no importa, soy el preso 26121963, el porqué estoy aquí importa poco, el por quien…bueno, el por quien ya es más interesante. Ella. Tan lejos ya. Tan luminosa. Con un alma tan eléctrica, tan poderosa, tan llena de música como una Grestch bien afinada.

Y es que ella ha sido siempre música. Desde el primer día que escuché su voz y me caí en esos ojos llenos de fuego. Por ella envenené mi alma y lancé mi vida a una carrera de locura, de corazones desbocados, de gritos a medianoche, de sueños cumplidos, de alma sudando, sintiendo, viviendo.

Por la música, por ella, hice todo lo posible y, sobre todo, lo imposible. Verla cantar, oír su voz envuelta en la penumbra del garito decadente donde estuviese. Sentir envidia del humo que le rozaba la piel, que le envolvía ese cuerpo enfundado en esos imposibles y ajustados vestidos de lamé. Volverme loco cada vez que su boca, roja de carmín, se acercaba al micrófono para cantar canciones como “Let the Good Times Roll”, “Wear Your Black Dress”,” Shirley”…O desgarrarme el alma al escuchar “If I Can't Have You”, porque así me sentía yo. O temblar de emoción al oír como canta “I´ll Go Crazy” ya que esas palabras, las podría cantar yo.

Aunque duela, sienta bien recordar esos momentos. Tener revoloteando en la memoria su voz. Intensa poderosa, sensual. Aquí, en la celda, sólo oigo toses, llantos, rugidos que parecen salir  de una bestia, no de un ser humano, autosatisfacciones patéticas, provocadas más por aburrimiento que por necesidad. Y ese goteo constante, de una tubería que pierde agua. Ese goteo que es un remedo de mi vida diluyéndose en un charco de recuerdos. Así que vuelve a mí, recuerdo, hazme olvidar que ya, apenas hay vida para recordar. Dame su voz de nuevo. Tan parecida a esa chiquita…¿Cómo se llamaba…?¡¡ Imelda May!! Si. Grabó un buen disco con aquel chavalin chicano, o hispano llamado Mike Sanchez…¡¡Almost Grown!!, Así se titulaba.

El tipo es muy bueno. Londinense, creo. Grabó muchos discos con una banda de las buenas, los Big Town Playboys y después voló en solitario. Y el pájaro  ha sabido volar lejos. Buenos discos, buenos conciertos..¡¡Coño, si el tío teloneó a los putos Led Zeppelin en aquella reunión del  London O2 Arena!! Con Imelda ha logrado emocionarme como sólo lo he podido hacer con ella. Su voz es tan intensa, tan llenas de vida, de apasionada emocionalidad que todo tu ser vibra como un instrumento más.

Así, recordando canciones de Mike sanchez e Imelda May pasan lentas las horas. Su recuerdo se desdibuja entre notas y acordes, recuerdos que otras personas cantaron en canciones que ya son parte de la historia de la música.

Pronto dejaré de recordarlas, de escucharlas, de emocionarme con ellas. Pronto dejaré de ser.

Mi último deseo no es una cena opípara, ni ver a unos familiares que ya me han olvidado. Mi último deseo es un tocadiscos y su disco. Para poderme caer en su voz, en sus palabras, en la sombra maravillosa de su cuerpo creada por el foco del escenario.

Mi último deseo es música. Mi último deseo es que me cantes aquella vieja canción. Así, será una buena muerte.


Mike Sanchez & Imelda May - Shirley

Mike Sanchez & Imelda May - I'll Go Crazy