lunes, 13 de septiembre de 2010
Suzi Quatro "Miércoles en Soniclima"
La primera vez que vi esta portada de la gran Suzi Quatro me impactó. El hecho de ver a una chica vestida de cuero de los pies a la cabeza, no era una cosa muy habitual para la época y desde entonces se podría decir que sentí un flechazo total con la chica de Detroit.
Era el primer año de instituto, ya sabéis, profesores nuevos, materias nuevas y sobre todo compañeros nuevos. La mayoría de nosotros no somos conscientes de lo mucho que podemos influenciar con nuestros actos y costumbres a todos aquellos que nos rodean.¿ Por que digo esto?.
Pues por aquellos maravillosos y apretados corrillos que formábamos alrededor del amigo y nuevo compañero Alberto, cuándo este se traía a clase los vinilos de la colección de discos de su hermano mayor. Él se sentía el “rey del mambo”, no era para menos, y los demás le cosíamos a preguntas sobre aquellos “pelones” que aparecían en aquellas maravillosas portadas. Así, de esta manera tuve mi primer contacto con el “Made In Japan”, el “Surrealistic Pillow”, el “Weekend Warriors” o el “Jazz” de Queen, entre otros.
Pero claro, una cosa era verlos y otra muy distinta escucharlos, el poder adquisitivo de una familia obrera a finales de los 70s era el que era, y no en todas las casas había un giradiscos. Lo normal, era el típico radio-casette traído de estraperlo de la “ínclita” Andorra en uno de esos viajes que, bien hacías con la familia o encargabas a un amigo o vecino a sabiendas de su viaje a esa ciudad.
Pero, el amigo Alberto nos dio la solución perfecta: “Tenéis que subir a la tienda Soniclima, donde os dejaran escucharlos sin la necesidad de comprarlos”. Ahora bien, la susodicha tienda estaba como a unos cuatro o cinco kilómetros del Instituto y para más “Inri” en la mayoría de nuestras casas había “toques de queda” para estar o llegar a una hora determinada. Eran tiempos duros y salvajes, que dirían Los Ilegales mas tarde, palos, carreras y manifestaciones estaban a la orden del día, mucha policía y poca diversión que dirían después los Eskorbuto.
Pero enseguida nuestras pequeñas cabecitas maquinaron el plan perfecto. Consistía en hacer “borota, pellas, calva o novillos”, los miércoles a la tarde, durante las horas de pretecnología y religión, dos horas que considerábamos intrascendentes y que además a partir de ese momento, aquellos tres mocosos decidimos que nuestra religión iba a ser la del rock and roll.
El primer miércoles que tuvimos oportunidad, iniciamos una larga caminata a la tienda de discos con la emoción y la incertidumbre, de que seria lo que nos podríamos encontrar allí y de si realmente era cierto lo que nos había dicho el amigo Alberto. Llegamos como unos diez minutos antes de que abrieran, momentos que pasamos mirando a través de la cristalera para ver si divisábamos algo de lo que habíamos venido a buscar. Llego el dependiente, un tipo alto, moreno y un tanto desgarbado pero a su vez afable en su manera de tratarnos, y ni corto ni perezoso nos pregunto: “¿Qué hacéis aquí, no deberías estar en clase?”, si, le contestamos “Pero el profesor se ha puesto enfermo y nos han dado fiesta”. Con una mirada picara de complicidad nos espetó un: “Bueno, vale pero no me revolváis mucho las cubetas”
Por fin entrábamos en lo que para nosotros era lo más parecido al paraíso terrenal, nos dirigimos hacia esas cubetas llenas de discos ávidos de información rockera. Yo concretamente, no se por que, me dirigí hacia la letra S, porque habrá que recordar que en aquella época los discos no se clasificaban en secciones de Rock, Heavy, Blues o Disco no, los discos simplemente se ordenaban de forma alfabética, independientemente del genero o estilo que practicasen.
Como os decía estaba registrando en la letra S donde me encontré con discos de Santana, Supertramp, Swett o Slade, cuando de repente apareció ella, vestida de cuero de arriba abajo, con esa pose rockera y su super bajo en primer plano.
Pero lo que es, la inocencia del no saber, me fijo que en la portada ponía “Quatro”, y como estábamos en la cubeta de la letra S, le digo al dependiente: “Oye, que me parece que este disco se os ha colado en la letra S ”. Al dependiente se le dibujo una sonrisa en la cara y me dijo; “No hombre no, ese es el titulo del disco y ella se llama Suzi Quatro”, y entonces le pregunte: “¿A que suena esto?”, y el me dijo: “Póntelo, escúchalo y tu mismo decides”, una buena frase que se me quedo grabada y que siempre se la repito al que me suele preguntar por algún artista determinado.
A continuación sin mas preámbulos le lleve el disco, él lo saco de la funda, yo cogí los cascos, accionó la palanca del “Start”, llegando a pasar, como cuatro o cinco segundos donde por las caras que ponía el dependiente y el cariño con el que había tratado el vinilo, se podía intuir que algo bueno iba a estallar en mis inocentes orejas.
Y así fue, el impacto fue brutal, escuche la cara “A” sin rechistar, solo movía la cabeza de un lado a otro, mientras las miradas con mis compañeros y el dependiente eran de gozoso asombro para los primeros y de agradecimientos para el segundo. Escuché prácticamente el disco entero y justo cuando estaba terminando una mano me golpeó en el hombro, para avisarme de la hora que era y a su vez que debíamos regresar a nuestras casas, no sin antes despedirnos del amable y paciente dependiente, dándole una y mil veces las gracias, hasta que nos soltó un lacónico: “Espero que volváis por aquí otra vez”
Ni que decir tiene que la visita de los “miércoles en Soniclima” prácticamente se institucionalizó entre nosotros tres y que el disco “Quatro” fue uno de los primeros discos que compre con mis primeros ahorros, aún sin tener giradiscos en casa. Con el paso del tiempo y durante un par de años más o menos “Soniclima” fue nuestro templo musical y el dependiente, cuyo nombre no logro recordar, hay que joderse, en nuestro consejero en nuevas audiciones y nuevos descubrimientos “rockeros”.
En fin, espero no haberos aburrido mucho en lo que pretendía ser un pequeño homenaje a mis tres compinches Roberto, Luís y Jesús, al compañero Alberto, también al dependiente, cuyo nombre sigo sin poder recordar y por supuesto a mi gran y adorada Suzi Quatro.
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5 comentarios:
Entrañable post, amigo y bonito recuerdo para una gran olvidada de la musica!
un abrazo
Ay!!!! Aquellos maravillosos años...
Suzy Quatro,suena muy bien.
saludos
Gran artículo, no conozco a los Suzy Quatro, las canciones que pones me resultan de una vitalidad asombrosa, sobre todo me gusta la frase: “Póntelo, escúchalo y tu mismo decides”... y todas las etiquetas sobran.
Saludos
Tsi - Asi es amigo,una americana triunfando en inglaterra y una gran olvidada como tantos otros muchos....
Erika - Maravillosos e inocentes años que no volveran....Si puiedes hazte co sus cuatro primeros discos o si no un buen recopilatorio, estoy seguro que te hara pasar buenos momentos....
Chals - Vitalidad y diversion glam, sin mas pretensiones, a veces no hace falta mas....
Un saludo a todos/as
Oye TwoHeads. ¿Recuerdas lo que te dije sobre ésta tía? Pues le he dado una segunda oportunidad, ya ves. Y la verdad es que sigo pensando lo mismo, torpedo sexuá. A mí esos alaridos que pega la muchacha me parecen insoportables. Siempre he pensado que era una histérica y una histriónica, y después de tanto tiempo sigo pensando lo mismo. Menudos berridos!!! La poca marcha que me entra en el cuerpo cuando pongo una canción suya, desaparece en cucnto se pone a cantar. En fin...... Por cierto, muy bueno lo de Soniclima. Anda que no tengo yo discos comprados allí.... Un saludo, cobarrrrde....
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