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lunes, 4 de febrero de 2013

Discos Olvidados: MOTÖRHEAD “Another Perfect Day”


En este repaso a esos llamados “discos menores” que me ha dado por reivindicar éstos últimos días, hoy le toca el turno al disco de la discordia.  Al innombrable.  Al bastardo que, a ojos de los metaleros más duros, convirtió de la noche a la mañana a una bestia sucia y grasienta de poderoso rock and roll como Motörhead, en una bestia de poderoso rock and roll, a secas.  La grasa y la suciedad quedó momentáneamente en un segundo plano por obra y gracia de un pequeño pelirrojo de terrible carácter llamado Brian Robertson, que acababa de aterrizar en el universo Motörhead procedente de Thin Lizzy, con quienes había acabado como el rosario de la aurora.  Igual que los propios Motörhead lo habían hecho con el inimitable Fast Eddie Clarke.

Como por arte de magia las canciones sonaban más “limpias”, los solos de guitarra eran más numerosos, largos y melódicos, lo cual acarreó no pocas quejas entre los incondicionales de la banda.  Recuerdo que la controversia fue enorme en aquella época.  Pero seamos serios, aún con “Mr. Fairy” Robertson en sus filas, Motörhead sonaban mucho más sucios, amenazantes, y ruidosos que cualquiera de las bandas rivales. Probad a escuchar de una tacada ese demoledor inicio que forman “Back At The Funny Farm” y “Shine”, y atreveos a afirmar sin que os tomen por locos que eso que suena no es Motörhead.  O cañonazos como “Marching Off To War”, “Tales Of Glory”, o “Die You Bastard”.  Y si prefieres la típica cancion de Lemmy lenta y arrastrada en plan “Metrópolis”, ahí tienes “One Track Mind”.  Entonces, ¿a que venía tanto jaleo?.  Pues la verdad es que no lo sé, quizás varias eran las razones:  la imagen de Brian Robertson y el hecho de que venía de Thin Lizzy, el “cambio” de sonido, o tal vez la inclusión de tres canciones un tanto atípicas, y que curiosamente son de las mejores del disco:  “Dancing On Your Grave”, “Another Pefect Day”, y “I Got Mine”, en las que el nítido sonido de Robertson, unido al zumbante bajo de Lemmy y al bombardeo constante de Phil Taylor, crea algo distinto difícil de explicar.

Las “hazañas” de Brian Robertson fueron tan numerosas en ese escaso año que acabaron con la paciencia de Lemmy, y al final le dio la patada.  Es que era lo lógico.  Lo que me extraña es que aguantaran juntos durante todo un año.  La personalidad de Robertson es como la de Axl Rose pero multiplicada por diez.  Se negaba a tocar canciones antiguas.  ¿Alguien se puede imaginar un show de Motörhead sin “Ace Of Spades”, “Overkill” o “Bomber”?  Pues ocurrió.  ¿Que alguien le miraba mal?  Pues le partía la cara.  ¿Que un tipo le molestaba en pleno show?  Naaahhh… ningún problema, tan solo dejaba de tocar y saltaba al público para darle de hostias al infractor. ¿Que los heavys iban con melena, chupa, cuero y tachuelas?  Pues él se ponía una cintita en la cabeza, llevaba el corte de pelo más terrible de los 80, calentadores de gimnasio en los tobillos, y vestía americana (yo creo que solo por provocar), con lo que los gritos de “maricón, maricón…” en directo eran constantes, y entonces dejaba la guitarra y volvía a saltar (que fue lo que ocurrió en la gira española, además de en otros muchos conciertos, of course).  Era como un círculo vicioso.  Lo cojonudo de todo ello es que el pequeño pelirrojo abulta casi lo mismo que Angus Young, con lo cual deduzco que es cierto eso de que los pequeñitos cuando se cabrean son los peores……

El caso es que esa banda nos dejó un gran disco, incomprendido aún hoy en día (aunque ultimamente descubro que cada vez tiene mayor reconocimiento, o quizás sea que antes quedaba mal decir que te gustaba el disco).  Pues nada, voy a volver a pinchar “Shine”, en mi opinión una de las mejores canciones de Motörhead.  Salud.


lunes, 28 de enero de 2013

Guns & Roses: Live At The Ritz 88

Muchos acontecimientos musicales, momentos memorables de la historia del Rock, nos llevan a tal estado de excitación que se nos quedan en la retina, que son inseparables a la leyenda, que regresan a nuestra mente una y otra vez cada vez que una simple conversación de bar entre amigos o el azar en forma de sintonía radiofónica nos lo recuerda.  Dicho momento puede ser una simple canción, un disco concreto, una fotografía, o un concierto memorable.  En esta última vertiente, el mito del directo, la historia del Rock está llena de momentos mágicos: Led Zeppelin en Knewborth o Earls Court, The Who en Leeds, The Beatles en el Hollywood Bowl, en la azotea de Apple Records, o en su famosa gira española (yo vine a este mundo mientras ellos estaban tocando en Barcelona, el mismo día), los Stones en Hyde Park o en el Vicente Calderón un 7 de julio bajo un tremendo aguacero, Pink Floyd y sus fechas en la gira de “The Wall” o “Dark Side Of The Moon”, Kiss y su espectacular gira del “Alive II”, Queen en Wembley, el multitudinario US Festival, Ramones en el CBGB, Donington, Woodstock, Sex Pistols y su última actuación en San Francisco, Bob Dylan y su famoso primer concierto electrificado…… y por supuesto la actuación de Guns & Roses en el Ritz neoyorkino.


Lo mas curioso de todos estos momentos tan especiales es que la cantidad de material fotográfico que de ellos ha quedado constancia, es de tal magnitud que incluso las fotografías de estos eventos son en sí mismos momentos mágicos.  No hay biografía ni libro que no contengan fotos de dicho momentos, momentos mágicos inmortalizados en un simple click.  Y este concierto de Guns & Roses no iba a ser menos: las fotos de Axl con su pañuelo azul-plateado en la cabeza, la chupa de piel de serpiente, esas gafas negras, y la camisa sin mangas.  Izzy con su chaleco y su look de gitano trashumante.  Duff forrado de cuero de arriba a abajo aporreando el bajo.  Y Slash y Steven disfrutando de lo que ocurría, a su pedo, como dos críos en una tienda de gominolas….. lo dicho, instantáneas que te puedes encontrar en calendarios, revistas, bares, o blogs de cualquier tipo, como en este caso.  Quizás, visualmente, el único show de la historia de los Gunners que puede competir con este que nos ocupa, sea el tristemente célebre de Donington 88 en el que murieron dos chavales durante su actuación.  Aquella tarde decidieron salir enfundados en cuero negro, mal presagio, y claro, los fotógrafos hicieron su agosto…... en agosto.


Lo que los cinco Gunners nos ofrecieron la noche del 2 de febrero de 1988 en el Ritz es un ejemplo del día a día (noche a noche sería lo mas apropiado) de una banda en su máximo momento de forma, cabreo, chulería, arrogancia, provocación y excitación, sabiéndose imbatibles en escena y simplemente esperando el momento de arrasar con todo y con todos en un mundillo musical en el que habían irrumpido a puñetazo limpio, una banda dándolo todo en su hábitat natural, cuando el hambre y las ganas de comerse el mundo era su máxima prioridad.  En esta actuación queda patente lo que cinco chavales malhumorados, malhablados, y cabreados, pueden conseguir si se tienen las ideas claras y la integridad intacta.  Nadie puede cantar con tan mala leche, nadie puede tocar la guitarra con esa energía, nadie es capaz de aporrear el bajo con esa contundencia y a la vez clase y estilo, y sobretodo nadie puede tocar esa batería saltarina y rítmica que ningún otro miembro posterior de Guns ha podido igualar.  Steven es como ese boxeador que baila con alegría sobre el ring dando puñetazos precisos, concisos y directos, en comparación a ese otro boxeador tosco y vulgar, fajador, pero a la vez pegador nato llamado Matt Sorum.  En mi opinión no hay color, y los Gunners empezaron su descenso a los infiernos en el preciso momento en el que obligaron a Steven a dejarlo. Manda cojones que unos yonkis echaran a otro yonki precisamente por eso, por ser yonki.  Incluso Slash reconoce en su libro lo surrealista de la situación, aunque bien es cierto que por entonces Steven no estaba en sus cabales, tanto física como mentalmente.  Aún en esta tesitura dieron bastante de sí en los años venideros, pero el posterior abandono de Izzy, consumido por la heroína y por el ego de Axl fue el final de la banda tal y como la conocíamos.

Y es que aquí no hay sitio para los pantalones de ciclista, para las modelos tocando la trompeta, para los pianos de cola, para Dizzy Reed.  Esto es otra cosa.  Esto va en serio.  La actuación del Ritz fue filmada para la MTV, y emitida por la cadena seguramente sin saber lo que se les venía encima.  La furia de Axl, los pitidos televisivos escondiendo aquellos arranques de ira en forma de “fuck you”, “motherfuckers” y demás, en especial en “It’s So Easy” (It’s so easy, so fuckin’ easy, it’s so easy, so fuckin’ easy!!!....).  “Nightrain” en la versión más salvaje que un servidor ha escuchado jamás.  “Welcome To The Jungle” y ese inicio que me sigue poniendo los pelos como escarpias.  “Knockin’ On Heaven’s Door” y la audiencia haciendo coros, la proclama de Axl antes de arrancar con “Out ta Get Me”.  La versión definitiva de “Sweet Chile o’ Mine”, y sobretodo el dúo final:  la caótica y salvaje “Paradise City”, con Axl lanzándose al público y Slash tirado por el suelo punteando como un salvaje, y esa oda al ritmo titulada “Rocket Queen”, con Duff echando humo de los dedos, y espantada de Axl incluída (curioso el momento de Slash encogiéndose de hombros buscando al impredecible cantante mientras sigue tocando).  Sin duda uno de los mejores conciertos de la historia del Rock, de cualquier estilo de la maravillosa música a la que llamamos Rock And Roll.  Si todavía no has visto esto, no tienes perdón de dios.  El “granulado” de la imagen típico de la televisión 80’s le da si cabe un aura aún más sucia a la actuación.  Y es así, tal cual, como ha salido al mercado.  Sin editar, la emisión televisiva con sus pitidos y todo, sucio crudo y directo.  Yo lo he comprado en unos conocidos grandes almacenes y por fin lo tengo con una caja y una portada en condiciones.  Por fin podré conceder la merecida jubilación a mi vieja y querida cinta VHS.  Haceros un favor y echadle una ojeada.  Ya me contaréis.


lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Que fue del P.M.R.C.?



Te advierto que el escrito que vas a leer a continuación contiene lenguaje y expresiones malsonantes, así como incitaciones al sexo y al satanismo.   Es tu elección seguir leyendo o dejar de hacerlo.  Es nuestro deber avisar antes de adentrarse en la lectura.  Una vez dicho esto, y confirmando, por supuesto, que se trata de una broma, una cosa es segura:  si has llegado hasta aquí, es porque has seguido leyendo.  Y es que la naturaleza humana no puede resistirse a la curiosidad.  Es inevitable.  Basta que alguien nos diga algo así como: “esta puerta no se puede abrir, cualquier otra sí, pero ésta concretamente no, está terminantemente prohibido”, para que hagamos caso omiso y nuestra primitiva curiosidad nos obligue entornar la puerta para intentar descubrir que es eso tan misterioso que nos han prohibido ver.

Pues bien, algo parecido es lo que les ocurrió a millones de jóvenes norteamericanos que, un buen día, se despertaron con las tiendas de discos repletas de vinilos y CD’s en los que unas misteriosas pegatinas adheridas a las cubiertas de los discos advertían del peligro potencial que las letras o temáticas de sus grupos favoritos podían causarles.  Y claro, como no podía ser de otra manera la juvenil multitud se lanzó sin cuartel a la compra de esos discos “prohibidos”.



Muchos recordaréis aquella majadería, la mayor persecución censora contra el mundillo musical que se ha dado en la historia.  O cómo Tipper Gore, esposa del ex-vicepresidente Al Gore, decide fundar el Parent Music Resource Center (PMRC) junto con otras esposas de congresistas y senadores, a fin de concienciar a los padres sobre la “tendencia cada vez mayor de los artistas en mostrar en sus letras explicitamente el sexo y la violencia, o que glorifican el consumo de alcohol o drogas”.  Las soluciones propuestas iban desde lo absurdo (la impresión de las letras en la contraportada), hasta la censura pura y dura (sustituir o tapar determinadas portadas).  Finalmente se acordó con las compañías discográficas el uso de un adhesivo en los discos que informase sobre el contenido de la letra del disco en cuestión.  Asimismo tras meses de presión sin cuartel por parte de dicha organización, el Senado inició una serie de audiencias a fin de investigar lo que el PMRC demandaba.  Frank Zappa, John Denver, y Dee Snider (toma ya!!) se encargaron de la defensa de los músicos.  Antes incluso del fin de dichas audiencias, la industria aceptó el uso de las pegatinas con el mítico “Parental Advisory, Explicit Lyrics” en los casos en que el PMRC lo demandara, dándose casos verdaderamente surrealistas, como poner la pegatina en un disco de Sonny Boy Williamson (el mítico bluesman que lleva muerto desde 1948) o en un disco de Frank Zappa que resulta ser… instrumental!!!!  Se publicaron listados de canciones calificadas como “asquerosas”, se intentó el pago de un impuesto especial para los discos implicados, e incluso las compañías discográficas, ante lo que se avecinaba, intentaron disuadir a los artistas para que moderasen su lenguaje a fin de no crear problemas al PMRC (obviamente se negaron).  Por su propia idiosincrasia, el Heavy Metal fue el principal damnificado, con bandas como Twisted Sister, Judas Priest, Ozzy Osbourne, WASP, Mercyful Fate, Motley Crue, AC/DC, Venom, Black Sabbath..... en el punto de mira de la asociación.  Aunque también otros géneros musicales fueron investigados, el Heavy Metal estuvo a un paso de la censura.



Pero lo que a las compañías discográficas dejó boquiabiertas fue el efecto que toda esta movida tuvo entre el público, justo el contrario de lo que el PMRC pretendía.  Cualquier disco con el adhesivo “Parental Advisory” se convertía en éxito de forma inmediata, mutiplicando sus ventas y haciendo millonarios a artistas y discográficas.  Frank Zappa todavía se estará descojonando en su tumba, seguro.  El PMRC es el responsable de que muchas decadentes estrellas del rock se convirtieran de la noche a la mañana en multimillonarios, y todavía hoy les están agradecidos.  Incluso algunos artistas dedicaron alguna de sus canciones a este sinsentido (“We’re Not Gonna Take It” de Twisted Sister, “Hook In Mouth” de Megadeth, “Censorshit” de Ramones……., y otros menos conocidos: “Fuck The PMRC” de Pistolgrip.)

¿Y finalmente que fue del PMRC?  Pues nada, en cuanto vieron que las ventas eran directamente proporcionales al número de pegatinas, se refugiaron en el agujero más oscuro y alejado de la civilización intentando pasar desapercibidos.  No, en serio, el “éxito” de su iniciativa, fue el principio del fin para la organización.  A día de hoy sus creadores se arrepienten de haber formado parte de todo aquello, incluso Tipper Gore y su esposo, el ínclito Al Gore (Premio Nobel de la Paz 2007, manda huevos…), han renegado de aquellos hechos declarando que “el PMRC fue un error”.  Una vez mas se ha demostrado que, en cualquier ámbito de la vida, el intentar cualquier tipo de censura es algo condenado al fracaso.  Que los políticos españoles vayan aplicándose el cuento.






lunes, 30 de julio de 2012

Discos Olvidados: THIN LIZZY Chinatown



Uno de los albumes menos valorados de la época gloriosa de la banda.  No entiendo el motivo, pero éste fantástico disco está considerado como una “obra menor” dentro de la discografía de Thin Lizzy.  Y si uno lo piensa un poco, en cierto modo es lógico y comprensible, sobretodo tras haber alumbrado joyas del calibre de “Jailbreak”, “Renegade”, “Fighting”, o “Black Rose”.  Precisamente éste “Chinatown” es el disco que siguió al mítico “Black Rose” y ese, en mi modesta opinión, era el problema de este album:  el hecho de que “Black Rose” era un listón difícil de superar.  A todo ello hay que añadirle la marcha (otra vez) de Gary Moore, los problemas físicos cada vez más preocupantes de Phil Lynott, el fichaje de Snowy White, y la entrada de Darren Wharton a los teclados, por lo que era evidente una cierta convulsión interna en la banda.  Por cierto, añadir que Snowy no era un guitarrista Hard Rock al uso, pero su trabajo es perfecto.  No es extraño, pues el tío se había pasado dos años girando como guitarra de acompañamiento de Pink Floyd en la gira de The Wall, nada más y nada menos, así que tablas le sobraban.  Aunque peor le fueron las cosas al siguiente “Renegade” al que casi nadie hizo caso.


Exceptuando quizás ”Chinatown” (la canción), y  “Killer On The Loose”, única del disco que recuperaron para el directo (incluso hoy en día), ninguna de las canciones aquí incluídas ha quedado en la memoria de los fans, ninguna ha desarrollado el concepto de lo que llamamos “clasicos” sea lo que sea lo que eso signifique.  Al menos esa es la conclusión que saco cada vez que tengo una conversación con algún amigo y sale a colación el nombre de Thin Lizzy, o cuando leo los comentarios de los internautas sobre la discografía del grupo.  Por lo que sea, tengo la impresión de que no ha calado lo suficiente entre los seguidores de la banda.  Y eso que pocos podrían resistirse a trallazos de la talla de “We Will Be Strong”, la propia “Chinatown”, la citada “Killer On The Loose” o “Genocide (The Killing Of The Buffalo)”, canciones con una potencia y a la vez una melodía guitarrera fuera de lo común.  Guitarras gemelas, solos tarareables, y la voz susurrante de Phil Lynott, o sea, el auténtico ADN del sonido Thin Lizzy.  El ABC del hard rock melódico.

Un estupendo trabajo con muchas buenas canciones por descubrir que a mí nunca me cansó, y al que recurro cada cierto tiempo.  No es un disco menor, creedme.


Thin Lizzy - We Will Be Strong
Thin Lizzy - Chinatown

lunes, 23 de julio de 2012

Siniestro Total: “¿Cuando se come aquí?” Surrealismo Punki



1982, un sábado cualquiera por la tarde.  Unos cuantos amigos nos reunimos en nuestro local habitual de ocio para pasar el rato a base de unas cervezas, unos cigarros, un tocadiscos, y unos cuantos discos, intentando matar el aburrimiento.  En ese momento llaman a la puerta y aparece un colega con un disco bajo el brazo.  “Tenéis que escuchar esto.  Yo no he oído nada igual en la vida”.  Y pincha este artefacto ante la estupefacción de los demás ante lo que estaba sonando.

Más o menos ocurrió así.  Y de golpe y porrazo se me cayeron al suelo varios mitos sobre música punk que creía inquebrantables.  El odio, la actitud contestataria, el negativismo, el “no hay futuro”, la política… todo ello fue a tomar por el culo.  De repente me encontré ante una banda punk que hacía del cachondeo y el surrealismo su bandera y su principio.  Era como decirnos “olvídate de la brutalidad del rock radical vasco, del nihilismo del punk inglés, de la superficialidad de la movida madrileña…. y pásatelo bien, joder.

Ya desde la cachondísima portada nos dejan claras sus intenciones.  Esa caricatura de los cuatro Siniestro en plan Hermanos Dalton, es un referente en mi memoria.  Cada vez que escucho el nombre de la banda, irremediablemente me viene a la cabeza esa imagen.  Como cachondísima fue tambien la formación de la banda.  Cuentan los anales de la historia que, tras un grave accidente de coche, tres amigos (Julian Hernandez, Alberto Torrado, y Miguel Costas) miembros del grupo “Mari Cruz Soriano y Los Que Afinan Su Piano”, se unen a German Coppini procedente de “Coco y los del 1.500” (como podéis comprobar no se cortaban a la hora de elegir nombre) para montar un grupo.  Unos estaban todavía convalecientes, otros casi ni se conocían, y es entonces cuando les llega el informe de la compañía de seguros sobre el estado en el que quedó el coche: Siniestro Total.  Vamos, como el guión de una película de Peter Sellers.


Ya tenían grupo y nombre.  Así que su siguiente paso fue grabar esta locura.  Contundencia, desparpajo, ingenio, sentido del humor.  Temas cortos, agresivos unos hilarantes otros, con unas letras y títulos que hablan por sí mismos del estado mental de sus creadores:  estaban como una cabra.  Odas al cachondeo como “Las Tetas De Mi Novia”, “Matar Hippies En Las Cies”, “El Cobrador Loco”, “Todos Los Ahorcados Mueren Empalmados”, “Ayatollah” y su gran estribillo: “Ayatollah, no me toques la pirola…”,  el surrealismo punki de “(Aunque Esté En El Frenopático) Te Tiraré Del Atico”, “Los Chochos Voladores”, o “Nocilla Que Merendilla”….  El disco es un “rara avis” en la discografía de Siniestro.  Para su segundo LP Coppini marchó para fundar Golpes Bajos, y el resto de la banda pasó del sonido punk a una especie de “rock gamberro”.  Lo que no cambió fue su sentido del humor, que continúa intacto en la actualidad.

Una vez leí por ahí que los Siniestro eran “vanguardistamente estúpidos” o “estúpidamente vanguardistas”, no recuerdo bien.  Pues bien, por lo que a mí respecta, vivan la vanguardia y la estupidez!!!!!





lunes, 16 de julio de 2012

LEMMY: THE MOVIE 49% motherfucker, 51% Son Of A Bitch



Icono:  según el diccionario de la lengua española, en una de sus acepciones, icono significa  “signo que identifica una idea o un objeto”.  Un ejemplo: “La estatua de La Libertad es uno de los iconos de los Estados Unidos”.  Si el ejemplo lo llevamos al terreno del rock mas duro, existen una serie de iconos conocidos e identificables al instante. Hasta los que no siguen activamente el mundo de la música  saben, por ejemplo, quienes son Ozzy, Slash, o Alice Cooper.  Cualquier buen fan tiene en los altares a Bon Scott, Joey Ramone, o Phil Lynott.  Todo el mundo sabe quien es Angus o Gene Simmons.  Tienen una imagen reconocible, un estilo inconfundible, han hecho una imagen de sí mismos identificable incluso viendo simplemente su silueta.  Son iconos del rock & roll.

Pues bien, uno de los iconos definitivos del rock es el protagonista de ésta película-documental, Ian Fraser Kilmister mas conocido como Lemmy, 65 años resumidos en casi dos horas de film, 65 años dedicados a tocar rock & roll sucio y ruidoso, 65 años consumidos a tragos de Jack Daniels con Coca y humo de Marlboro, e influidos (ahora menos) por infinidad de sustancias dopantes (excepto la heroína.  El no haber consumido esta droga es, según nos cuenta, el secreto de su longevidad).  Un milagro genético digno de estudio.  Un documental hecho desde el corazón, en el que tras esa imagen de killer fuera de la ley se esconde ante todo una buena y entrañable persona.  Porque eso es lo que aquí se nos ofrece:  la persona.  El icono queda para el escenario.  Desde la devoción con la que habla de su hijo (protagonista junto a Lemmy de varias escenas), hasta la resignación con la que nos cuenta el día que el médico le diagnosticó diabetes “me dijo que llevara un estilo de vida saludable….. pero a éstas alturas que más da”.  La sencillez con la que nos muestra su adicción a los videojuegos, o la pasión con la que nos habla de su gran afición:  la memorabilia y parafernalia militar, en especial la alemana de la 2º Guerra Mundial.  Uno de los momentos algidos de la peli es cuando nos muestra su colección de dagas y espadas, alguna de ellas verdaderas piezas de museo, así como cuando perfectamente uniformado, galones incluidos, visita un campo en el que otros entusiastas como él restauran tanques y otros vehículos.  Impagable la imagen de satisfacción de Lemmy, uniformado y engalanado, subido en la torre del tanque mientras este abre fuego.  Digno de una portada de Motorhead.

…  

Como si de un Jack Daniels con coca se tratara, a pequeños sorbos nos va mostrando lo que ha sido su vida.  Así nos cuenta su carrera musical, con especial atención al resquemor que le queda aún a día de hoy de su expulsión de Hawkwind, la formación de Motorhead, o su proyecto Headcat, todo ello intercalado con los testimonios de sus amigos músicos, desde Slash, Henry Rollins, Metallica en pleno, Dave Grohl, Scott Ian, Ozzy, Alice Cooper, Dee Snider, Fast Eddie Clarke… hasta gente en principio tan alejada de su estilo como Steve Vai o Dave Navarro.  Las cámaras le siguen de gira, filman su vida en el modesto apartamento de alquiler en el que vive, nos muestran el día a día del personaje, le acompaña de compras, a una emisora de radio, o al único santuario personal en el que si te atreves a molestarle eres hombre muerto:  Un rincón del Rainbow en el que hay una máquina tragaperras, donde se tira horas echando monedas con un Jack Daniels con coca en una mano y un cigarro entre los dedos mientras piensa en sus cosas..… 


Mientras tanto, y entre una historia y otra, el documental nos muestra a sus amigos contando ante las cámaras anécdotas divertidísimas, especialmente la que cuenta Scott Ian sobre unos pantalones cortos es hilarante, esa la tenéis que descubrir vosotros, no voy a estropearos el momento.  Su sentido del humor es otro de los rasgos que le caracterizan, baste el ejemplo de otro momento estelar: cuando Lemmy comenta que lo que se cuenta sobre que se ha acostado con 2000 mujeres es un mito, “No, no es cierto.  Habrán sido unas 1000.  Así que conociendo mi edad, y si te pones a hacer cuentas, verás que no son tantas cada año”.  Otra que cuenta su hijo:  “Cuando yo tenía 17 años, se me acercó y muy serio me dijo:  - hijo, prométeme que nunca tomarás cocaína.  – No, no tomaré, no te preocupes.  – Unicamente toma Speed, será mejor para tí…”  Todo un personaje, un icono, un estandarte del rock.  Las verrugas más famosas de la historia.

Baste como epílogo una frase que pronuncia un fan tras un concierto:  "Si hubiese una hecatombe nuclear los únicos supervivientes serían las cucarachas y Lemmy".  Seguro que es así.










lunes, 2 de julio de 2012

Slash: La autobiografía



Una plaga.  Es en lo que parece haberse convertido el panorama musical en cuanto a biografías rockeras se refiere,  Una auténtica y dulce plaga.  Una loca carrera por contar las interioridades de cada cual. Las hay de todos los gustos y colores.  Pero ¿sabéis qué?  que a mí me da igual, dadme lectura rockera y allí me tendréis devorando las páginas en las que las singulares vidas de nuestros disfuncionales amigos salen a la luz.  Y cuanto más loco y degenerado haya sido el protagonista en cuestión, mejor.  ¿A quien coño le importa, por ejemplo, la autobiografía de Bob Geldof (en el caso de que la haya publicado)?  A mí dame carroña e historias locas y una vida dinteresante, y estaré contento de leerte, dame a Lemmy, a Ozzy, a Elvis, a Little Richard, o a Ted Nugent, y estaré en el nirvana leyendo sus hazañas.  Por eso me ha gustado la autobiografía que el bueno de Saul Hudson ha sacado al mercado, escrita al alimón con el escritor Anthony Bozza.  Porque no se calla nada.

Slash: melena negra rizada, gafas de sol, permanente cigarro en la boca, chistera calada hasta la frente, pantalón y chupa de cuero, y botella de Jack Daniels en la mano.  Ah, y lo más importante:  Les Paul colgada hasta casi las rodillas.  Saul Hudson creó al personaje, y el personaje casi le devora.  Eso es lo que se puede sacar como conclusión de la lectura de este libro, en el que Saul nos cuenta con pelos y señales el auge y la caída de esa especie de héroe de cómic que él creó y que tuvo que reciclar al verse perseguido por la dama de la guadaña.  Reciclaje, esa sería la palabra clave en la actual vida de Slash.  En la actualidad no bebe, no fuma, no toma drogas, y el único vínculo físico con su pasado es un desfibrilador instalado en su corazón, que segun cuenta, con la excitación del momento, se le ha puesto en marcha en el escenario en varias ocasiones para recordarle lo vulnerable que puede llegar a ser.


El relato tiene varias partes claramente diferenciadas:  En la primera nos cuenta anécdotas de su niñez y su adolescencia, y su llegada al mundo del Rock.  Casi sin darnos cuenta somos testigos de los primeros intentos de formación de Guns & Roses, de sus discrepancias, encuentros, desencuentros, sexo, primeros problemas con las drogas y el alcohol, la grabación de Apettite For Destruction….  Olvídate de todo lo que hayas leído en revistas y periódicos, aquí Slash decide contar la historia de la banda desde dentro, y no tiene pelos en la lengua.  Nunca descalifica a nadie gratuitamente, él expone los hechos y nos cuenta sin ambajes el por qué tuvo problemas con éste o con aquél.  Sobre Axl baste una frase, cuando dice que le costó años conocer su pesonalidad “si es que alguna vez llegué a conocerla”.  En este punto, la narración es practicamente un monologo sobre colocones, paranoias, alucinaciones, camellos, intentos inútiles de desintoxicación, más drogas, más camellos… una vida tirada a la basura hasta que poco a poco reemprende la marcha hasta la sobriedad y la paternidad actual.  La época post-Appetite, el despido de Steven Adler y el doloroso parto que supuso la grabción y edición de los Use Your Illusion, las discrepancias de la banda con el cada vez más megalómano Axl y las disputas internas son relatos tremendamente entretenidos.  A partir de la renuncia de Slash a seguir perteneciendo a ese circo en el que se convirtió G’n’R,  la lectura, a pesar de ser disfrutable, se va volviendo más monótona. 

Lo mejor es que, intercaladas con el relato, te va contando anécdotas divertidísimas.   Así gracias a Slash podemos saber que si estás en pleno invierno, con un frío del carajo, y estás tan borracho que te quedas sobado y te meas encima, debes llevar puesto un pantalón de cuero, ya que “conserva mejor el calor corporal, además si llevaras un vaquero se te helarían las pelotas” (sic).  También gracias a Slash sabemos que Axl es capaz de bajarse de un coche en marcha sin avisar, y tras trastabillarse y dar dos o tres saltitos salir corriendo dejando a Slash estupefacto.  O su método para colarse en un club un día en el que le no le permitieron la entrada, y ciego como estaba descubrió que a las mujeres les dejaban entrar sin preguntar siquiera, así que con la borrachera encima decide volver a casa, vestirse de mujer, para volver al club a intentarlo de nuevo… y conseguirlo!!!  Solo para una vez dentro, darse cuenta de lo ridículo de la situación y salir por piernas de allí.

En fin, yo me he divertido mucho leyéndolo, algo que por otra parte es la misión de éste tipo de lectura:  divertir.  Ahora solo falta esperar que Izzy, Duf, o Steven saque sus respectivas biografías.  ¿y Axl?  Ufff… ni por asomo le veo haciendo algo así.




lunes, 25 de junio de 2012

LOU REED: Rock N Roll Animal / Live. Dos caras de una misma moneda



Se abre la tapa, se pone el disco en el plato, se coloca la aguja en el borde, se le da volumen, y se deja que unos tímidos aplausos te sumerjan en una tormenta melódica de punteos de guitarra, conformando una preciosa introducción que se va desarrollando hasta que, sin que tan siquiera te hayas enterado de cómo, estás tarareando el riff principal de una Sweet Jane “rockanrollizada” para la ocasión…

Este ritual lo he repetido en infinidad de ocasiones, pero para nada me resulta predecible.  Vamos, que este disco lo he escuchado cientos de veces, pero siempre le encuentro algo.  En aquellos tiempos Lou Reed se hizo con una poderosa banda formada por Pentti Glan a la batería, Prakash John al bajo, Ray Colcord al teclado, y sobretodo a los grandes Dick Wagner y Steve Hunter a las guitarras, complementándose el uno al otro, tejiendo el sonido, que le dieron a las canciones una fuerza y unos arreglos fuera de lo común en el universo Reed, un tratamiento a los viejos temas de la Velvet tan modificados que rozan el Hard Rock.  La citada “Sweet Jane”, “White Light/White Heat”, o “Lady Day” suenan enormes, enérgicas, dejando un gran sabor de boca para abordar las dos, en mi opinión, joyas del disco:  “Heroin” con sus subidas y bajadas, escenificando como nadie lo había hecho antes el relax y la euforia posterior del yonki, con una atmósfera increíble.  En España, como no, la canción fue censurada, la tijera franquista actuó sin piedad y literalmente fue eliminada en su primera edición.  Mi otra joyita particular es la rítmica “Rock And Roll”, en la que el binomio Wagner-Hunter se salen.  Es tal la orgía guitarrera, que hasta las partes en las que aparentemente están improvisando están trenzadas de tal forma, que parecen una sola persona. 

La censura convirtió al disco en un mito sin pretenderlo siquiera. La reedición en 1976 de Rock N Roll Animal (la copia que yo tengo es de ese año), proclamaba orgullosa en la carpeta que contiene el anteriormente denegado tema “Heroin”, mercadotecnia se le llama a eso…  Un disco mítico, un clásico como se suele decir…..  que tendría continuación.


Un año más tarde, en 1975, se pone en circulación Live, el hermano gemelo de Rock N Roll Animal.  Lo cierto es que no tiene el aura y la fama del anterior, a pesar de que la calidad es la misma.  En esta moneda no hay cara ni cruz, ya que es igual de bueno.  Está grabado en la misma actuación que el Animal, en la Howard Stein's Academy of Music el 21 de diciembre de 1973, por lo que el sonido y la banda, obviamente es la misma.  La única diferencia es que en éste se basa más en sus propias canciones, dejando de lado las de la Velvet (sólo viene una).
Lo que no me entra en la cabeza es el motivo por el que se quedaron en el limbo éstas canciones en la edición del R N R Animal…. para sacarlas a la luz apenas un año más tarde.    ¿Que sentido tenía guardarse temazos como "Vicious", "Walk on the Wild Side", "Satellite of Love", o "I'm Waiting for the Man”?  ¿Por qué el Animal no salió editado como un doble directo?.  Misterios de la ciencia….  Como curiosidad, en el proceso de mezcla del álbum, se cambiaron de canales las guitarras, así que Dick Wagner se escucha en el canal izquierdo, y Steve Hunter en el derecho, justo a la inversa que en Rock N Roll Animal.


La leyenda dice que en realidad no se trata de discos en directo, sino que fueron grabados en estudio para añadirle posteriormente sonido de público….  En fin, no se si será verdad, pero ¿sabéis que?... que me da igual.  Si en realidad fueron grabados en estudio, son dos grandísimos discos de estudio.  Para mí es suficiente…..






lunes, 18 de junio de 2012

John Corbett




Para quien no le conozca, a pesar de ser un personaje público (en España menos), su nombre no les dirá gran cosa.  Pero si explicamos que John Corbett es un actor de cine y televisión, secundario de lujo en filmes como “Tombstone:  La Leyenda de Wyatt Earp” o “Vulcano”, entonces a mas de uno le empezará a sonar su nombre.  Si aún así duda, les diremos que es el protagonista de la divertida película “Mi Gran Boda Griega”, y que participó en “Sexo En Nueva York”, y así ahora más de uno le pondrá cara.  Y si ni aún así consigue identificarle, le daremos la pista definitiva:  Se hizo mundialmente famoso por su papel de Chris Stevens en la afamada serie de televisión de los noventa “Northern Exposure” estrenada en castellano como “Doctor en Alaska”.  Ahora sí, ¿verdad?.  Quienes como yo eran fanáticos de dicha serie, siempre le recordaremos como el simpático y filósofo ex-convicto, excepcional persona, encargado de la emisora K-Oso de Cicely, y que llenaba las ondas hertzianas del pueblo con su música y sus trascendentales monólogos.  El truhán que despertaba y desperezaba cada mañana al pueblo de Cicely con su programa “Chris de la mañana”.  Algún día hablaremos de esa mítica serie.


Al igual que otros compañeros de profesión, John Corbett también nos ha mostrado sus inquietudes musicales y en 2006 grabó este estupendo disco, en el que el Country se mezcla con un poquito de Blues, y éste con algún que otro ramalazo rockero-soulero que tan bien se les da a los estadounidenses.  Música de raíces, la llaman.  Lo suyo no parece ser un capricho pasajero, ya que incluso sale de gira cuando sus obligaciones se lo permiten, a pesar de que éste es su único disco.  Lo cierto es que posee una buena voz y la sabe usar, una gran presencia escénica ( no en vano mide 1,95 y asimismo el hecho de ser actor ayuda), y una sentida forma de cantar. 

                                          Chris Stevens en la K-oso

El disco es bastante pausado y tranquilo, como un atardecer de agosto, como un buen vaso de whisky tomado sin prisas, a pesar de algún que otro arrebato rítmico (la marchosilla “Revival” que a mí, no se el por qué, cada vez que la escucho me recuerda irremediablemente a la versión del “Feelin’ Allright” de Joe Cocker), o el country-blues presente en “Back Door To My Heart”, “Simple Man”, o “Bottle of Whiskey”.  El resto de canciones navegan entre cálidas teclas de piano, mullidos arreglos de slide-guitar, y un sencilla pero efectivo violín tejiendo arreglos aquí y allá.  Bonitas canciones de piano y slide como “Leave”, “Judge A Man”, “Good To Go”, “Wichita”......  El espíritu de la Marshall Tucker Band flota en temas como “Best Move”, o “Waiting On A Heartache”, con el violín de principal protagonista.  Música ideal para escuchar y tararear al atardecer, sin más pretensiones, mientras disfrutas de una cerveza fresquita y un cigarro sentado en el porche viendo pasar la vida. 

Tras escuchar éstas canciones, no me extrañaría que mucha de la música que Chris Stevens pinchaba en la K-Oso fuera elegida por el propio Corbett en lugar de ser una exigencia del guión.  Porque lo cierto es que sin toda esa maravillosa música que se podía escuchar en la serie, las seis temporadas de “Doctor En Alaska” hubieran sido otra historia.  Y es que la emisora K-Oso era un personaje más al que Stevens le insufló vida.  “Buenos días Cicely.  Aquí Chris de la mañana desde la K-Oso”…...







lunes, 19 de marzo de 2012

Imperial State Electric : Pop War


Acabo de releer las impresiones que me causó el disco debut de Imperial State Electric y que compartí con vosotros en una entrada hace año y pico. En ella no comprendía como Nick Royale deshizo una banda como Hellacopters para montar otra con un sonido casi igual…. Lo que son las cosas, como cambia la percepción de la música con el paso del tiempo. Después de tenerlo como “disco de cabecera” durante todo este tiempo y verlos dos veces en directo, tengo que reconocer que estaba equivocado, y que en realidad es al revés: los últimos discos de Hellacopters tenían temas que parecían preparar el terreno para lo que se avecinaba.

Pues bien, dos años más tarde, y habiendo editado entre medio para amenizar la espera el divertido EP “In Concert” (no es en directo, sino un disco de versiones de The Beatles, Runaways, o Easybeats, entre otros), el señor Nick Royale vuelve a sacar de su mágica varita en forma de canciones, la inspiración necesaria para regalarnos otro de los mejores discos de los últimos años. Lo que sí deja claro desde el primer momento son dos cosas: 1º: El título del disco es premonitorio de lo que te vas a encontrar. 2º: La imagen de la portada dice bien a las claras que no es una banda al uso, sino el proyecto personal del señor Nick Royale. Por si alguien a estas alturas dudaba de ello.


Lo que aquí nos encontramos es bastante parecido al disco anterior, un comienzo espectacular (las cuatro primeras canciones ya justifican la grabación del disco), guitarreo martilleante, coros y estribillos pegadizos como el chicle, y melodía, mucha melodía, algo que hace años que se echa en falta en el rock en general y que parece que se perdió en el camino evolutivo de la música actual. Pero es que lo que se nos ofrece no es “música actual”. Escucha y disfruta, sentirás que en el ambiente flota algo de Beatles, de Cheap Trick, un poco de The Knack, y como siempre en las composiciones de Royale, los Kiss de mediados de los setenta. El martilleante ritmillo de “Uh Huh” y “Narrow Line”, cortas melódicas y casi sin interrupción, la orgía power-pop de “Can’t Seem To Shake It Of My Mind” (insuperable), y “Empty Hands”, los ramalazos Kisseros en “Back To Main” o Deride And Conquer…. Incluso un tema un tanto “extraño” (por llamarlo de alguna manera) como “Waltz For Vincent” tiene su cosilla.

Si algo bueno tiene es que no cansa. Y que va entrando mejor con cada nueva escucha. Las canciones son cortas, y el disco no se alarga de manera innecesaria, mal endémico de las grandes producciones musicales desde hace años (parece que tengan la obligación de grabar la totalidad del minutaje de un CD). Pues eso, yo ya soy incondicional de éste trabajo. Cuando saquen el siguiente, os contaré mis impresiones sobre éste Pop War con la visión que da el paso del tiempo. Totalmente recomendable. Que lo disfrutéis.

Imperial State Electric - Can´t Seem to Shake It of My Mind

Imperial State Electric - Sheltered In The Sand


lunes, 12 de marzo de 2012

The Hellacopters: “Cream Of The Crap, Vol I, II, & III”


Parece mentira como pasa el tiempo. Uno ni se da cuenta del discurrir de las hojas del calendario, cuando en momentos como éste, al escribir éstas líneas, es cuando me pongo a hacer cuentas y me fijo en el detalle de que The Hellacopters, una de las mejores y más queridas bandas de la primera década del siglo, hace ya la friolera de tres años y pico que lo dejaron. Y parece que fue ayer (aunque si os sirve de consuelo es sólo un cuarta parte de lo que tarda Axl Rose en grabar un disco).

La capacidad de trabajo de la banda era legendaria. En los estudios de grabación formaban parte del mobiliario. Es una tarea de locos seguir la discografía de Hellacopters, ya que la cantidad de singles, EP’s, discos compartidos, colaboraciones, o participaciones en discos tributo es tan amplia que siempre había un montón de canciones desperdigadas en diferentes formatos. Hasta que decidieron editar el primero de los recopilatorios “Cream Of The Crap”, cuya función fue agrupar en un disco esas canciones sueltas que pululaban por ahí.


“Cream Of The Crap, Vol. I” (2002): En éste primer volumen, los singles y sus correspondientes caras b son las que dominan el disco con esa ruidosa energía hard-punkarra que tenía la banda en sus comienzos. Singles pegadizos: "Thanks for Nothing", “Crimson Ballroom”, “Tilt City”, “Killin Allan”…. Todavía andaba por ahí el bueno de Dregen antes de dar prioridad a sus Backyard Babies, y su distorsionada guitarra da color a varias canciones del disco. Incluso las versiones son salvajes: “I Got A Right” de los Stooges, “The Creeps” de Social Distortion, “Television Addict” de The Victims, o la sucia y genial interpretación del “Gimme Shelter” de los Stones, entre otras.

“Cream Of The Crap, Vol II” (2004): Las caras b y las versiones ocupan casi en exclusiva todo el minutaje del disco. En varias canciones ya se empezaba a vislumbrar un cambio de orientación, ese Hard Rock setentero un poco más melódico tan característico de la banda. Supongo que la marcha de Dregen y el cambio de guitarrista se hizo notar. Las versiones incluidas son para todos los gustos: “Ain’t Nothin’ To Do” de Dead Boys, “Bullet” de Misfits, “Dirty Women” de Black Sabbath, “Time To Fall” de Radio Birdman o la olvidada “All American Man” de Kiss, una de las canciones en estudio de la cara D del Alive II.


Cream Of The Crap III (2011): Hace unos meses sacaron la tercera parte, compuesta casi en exclusiva por versiones de todo tipo, y la verdad es que las bordan, las llevan a su terreno con buen gusto y con el mérito añadido de sonar a Hellacopters. “American Ruse” de MC 5, “Working For MCA” de Lynyrd Skynyrd, “A Man And A Half” de Wilson Pickett, “Speedfreak” de Motorhead, “Her Strut” de Bob Seger, “Angel Dust” de Venom, o las increíbles “Get Ready” y “Whole Lot Of Shakin’ In My Heart (Since I Met You) de Smokey Robinson, “You left The Water Running” de Otis Redding, y “Wha’ t ya Do?” de Ramones. Y una especial mención para “Long Gone Losers” y “Disappointment Blues”, dos grandes canciones propias aparecidas en el EP del mismo nombre.

En fin, tres buenos discos para pasar un rato agradable con una banda que jamás ha defraudado a su público. Conociendo la gran capacidad de trabajo que tenía esta gente, no me extrañaría que tuviesen más canciones guardadas en la nevera. ¿Para un volumen 4, tal vez….?


The Hellacopters - All American Man (Kiss cover)

The Hellacopters - Gimme Shelter (Rolling Stones cover)

The Hellacopters - You Left the Water Running (Otis Redding cover)

lunes, 5 de marzo de 2012

Hey tío, ¿montamos un supergrupo?


Dios los cría y ellos se juntan, que dice el refrán. Supergrupo, la definición podría ser algo así: “reunión de varios músicos virtuosos y/o famosos de otras formaciones que se juntan a fin de grabar un disco con la convicción de que, como ellos son los más virtuosos y/o famosos, les va a salir un disco de cojones”. Con lo que no cuentan es que la suma de talentos no siempre repercute en la calidad del disco. Además, por lo general, la lucha de egos hace que su historia no vaya más allá de los dos discos.

Eso es lo que debió pensar el bueno de Eric Clapton allá por los lejanos años 60 cuando decidió unirse a Jack Bruce y Ginger Baker para formar un grupo. Cream fue quizás la primera banda a la que le cargaron el cartel de “supergrupo”, pero había truco: el único verdaderamente famoso era Clapton, pero aún así fueron los que dieron el pistoletazo de salida a este tipo de formaciones. Tuvieron una laaaaaarga carrera de tres años (1966-1969) y cuatro discos.


Otro supergrupo para el recuerdo es el que cuatro amigos formaron para una única actuación: el especial televisivo Rock And Roll Circus de los Rolling Stones. Se bautizaron como The Dirty Mac y sus componentes fueron Eric Clapton, Keith Richards, John Lennon, y Mitch Mitchell, que tocaron unicamente dos canciones: Yer Blues, y Whole Lotta Yoko. Impagable y chocante la imagen de Keith Richards tocando el bajo.

Cuanto más famoso se hacía el músico, más fácil montar un supergrupo: Emerson Lake & Palmer, Bad Company, Crosby Stills Nash & Young, la Rockestra, Blind Faith, Asia, The Firm, Bad English, The Glove, Neurotic Outsiders, Temple Of The Dog, Brujería…… para todos los gustos. Había casos excepcionales: The Traveling Wilburys por ejemplo, o como cinco amigos se reunen para colaborar en una canción de George Harrison, y terminan grabando dos discos. ¿Quienes eran los cinco amigos? Bob Dylan, Roy Orbison, George Harrison, Tom Petty, y Jeff Lynne, nada más y nada menos. El bueno de Roy fallecería poco después del primer disco.


En los últimos años el fenómeno continúa vigente más que nunca. Las superbandas formadas en los últimos 10 años, entre otras: Queen & Paul Rodgers, Audioslave (o Rage Against The Machine con el cantante de Soundgarden), Velvet Revolver (Guns And Roses & Stone Temple Pilots), Black Country Comunnion (Bonamassa, Jason Bonham, y Glenn Hughes, el hombre-superbanda por antonomasia), Them Crooked Vultures (John Paul Jones, Dave Grohl, Josh Homme), Chickenfoot (Sammy Hagar, Michael Anthony, Joe Satriani, Chad Smith), o la última gran locura: Mick Jagger, Damian Marley (hijo de Bob), A. R. Rahman, Dave Stewart (Eurythmics), y Joss Stone, en un combo llamado Super Heavy!!! ¿Que saldrá de ahí?

Dándole vueltas al asunto se me ocurrió un juego. El título sería: ¿Cual sería para tí la Superbanda definitiva de la historia? La tuya. Se puede elegir músicos vivos y fallecidos. Por ejemplo: ¿Cómo sonaría una banda formada por: Clapton, John Paul Jones, Roger Daltrey, y Bill Ward, haciendo hard blues? O esta otra: Jimi Hendrix, Keith Moon, Lemmy, y Alice Cooper. ¿Y ésta?: Kurt Cobain, Sid Vicious, Paul Cook, Joe Strummer haciendo punk marciano. ¿Se podrían sentar en una misma habitación a hacer música Bon Scott, Phil Lynnot, John Bonham, Ted Nugent, y Pete Townshend? No sé, las he escrito al voleo, casi sin pensarlo. De todas formas, ¿cual sería para tí la banda definitiva del Rock? Pensadlo bien y nos lo contais…….


lunes, 27 de febrero de 2012

Pink Floyd : Shine On In Tour 1977


Los Bootlegs… Esos pedazos de historia encapsulados en cintas, conseguidos a base de tesón, ingenio y habilidad (esconder la grabadora para entrar a un concierto era un arte). Discos que capturaban al artista en cuestión tal y como era, con sus fallos, con sus aciertos, pero sobre todo sin ser adulterados después en estudio. La historia de los grandes live albums está plagada de regrabaciones en estudio, de retoques innecesarios, o de público añadido que poco tenía que ver con la grabación en cuestión. Aún así yo soy un gran fan de los live albums, a sabiendas de que muchos de ellos tienen “trampa”, pero los disfruto igualmente. Hay discos en los que parece no haber trampa ni cartón, If You Want Blood…. de AC/DC por ejemplo, en el que se escuchan hasta los acoples de guitarra, Double Live Gonzo de Ted Nugent, Irish Tour y Live In Europe de Rory Gallagher, el Hammersmith de Motorhead, o It’s Alive de Ramones, entre otros. Escuchar las canciones mientras el público corea el estribillo, oir los solos, incluso con el eco propio del pabellón, te transporta al mismísimo concierto. Hay otros sin embargo tan pulcros, tan cristalinos, tan retocados, que parecen haber sido grabados en la sala de espera de un hospital de pago. Pero también me gustan. Digamos que un buen bootleg vendría a ser como un documental, y un disco oficial retocado sería el equivalente a una película.


El tema de los Bootlegs es sin embargo bastante delicado. Hay discos piratas con un sonido absolutamente aberrante, inescuchable, solamente recomendables para fans obsesivos, y hay otros que parecen sacados directamente de la mesa de mezclas. El Shine On In Tour vendría a ser uno de éstos últimos. Sin ser el súmum del sonido, nos ofrece a unos Pink Floyd en su mejor época, presentando Wish You Where Here, el cual tocan entero y en riguroso orden. La presentación del disco está verdaderamente lograda, una bonita portada negra y plateada, el cartón de la carpeta duro y de calidad, y la sensación de que los responsables de ésta edición han querido recuperar el espíritu de los viejos discos piratas del pasado. Y todo ello en una edición en vinilo en pleno 2011, que es lo sorprendente. Incluso han pirateado el logotipo de EMI imprimiendo el sello en las galletas interiores junto al listado de las canciones, lo cual le confiere la apariencia de un disco oficial.


En cuanto al contenido, resulta sorprendente como unas canciones que conozco de memoria (no en vano he escuchado el disco infinidad de veces), pueden sonar tan diferentes en directo. La base es la misma, la línea vocal también, pero los pequeños cambios que hacen aquí y allí, el desarrollo instrumental de David Gilmour a la guitarra que nunca se ciñe a la version en estudio, la forma de cantar, y sobre todo la crudeza de la interpretación, lo convierten en un documental sonoro que nos descubre como era el universo Pink Floyd allá por 1977. Sí, ya se que varios temas de Wish You Where Here han aparecido en directos posteriores (Pulse, Delicate Sound Of Thunder) que no dejan de ser las típicas superproducciones de los 90, pero lo que aquí nos ofrecen está libre de artificios, no tenemos coristas, ni tres guitarras, ni percusionistas, ni dos bajos, ni tres teclistas, ni dos baterías…... Aquí tenemos a los cuatro tipos que compusieron y grabaron esas canciones, con la simple ayuda de un saxo, tocándolas a pelo, sin trampa ni cartón.

El dependiente y dueño de la tienda de discos donde compré este Shine On In Tour, me comentó hace poco que la misma gente que ha editado éste disco están ultimando el siguiente lanzamiento, nada menos que el directo de la gira de Animals. Ya tardan.


Pink Floyd - Shine on Live Boston june 27 1977