Carreteras agrestes, calor en una espalda que ha cargado demasiadas cosas en una sola vida.
Lagartos que miran absortos una realidad que parece que se mueve a una dolorosa cámara lenta. Un viento sibilante que recorre el alma y promete muchas noches de soledad. Y el horizonte que se desdibuja en hipnóticos contoneos por el calor atosigante del desierto.
El mundo parece, irónicamente, congelado. El mundo contiene el aliento. El mundo, se rompe con el guitarrazo brutal y arrollador de Creg DeFalco y Buzzy James. El mundo se vuelve roca y fuego. El mundo se convierte en un grito interminable lanzado desde el corazón por Derek Davis. El mundo se convierte en un terremoto, en una desconstrucción del tiempo, de los momentos que parecen que nunca pasan, en un mazazo que suena a baterías como Brian Foxy un bajo como el de Michael Norton.
El mundo es una serpiente de cascabel que arrastra su veneno, su eternidad y la música que siente venida desde el centro de la tierra en su vientre. Y suena como el Piano y la Harmónica de Mike Malone.
El mundo, se vuelve luz de luna y la vida se hace puro Rock n Roll y Southern Rock.
El mundo suena como este primer, poderoso, autoproducido álbum de la banda y grabado en el estudio de Eddie Van Halen 515o, sito en Los Angeles, California, lugar del que provienen este poderoso sexteto de Rock N Roll, Southern Rock y Rock machote al estilo de todas aquellas bandas de los setenta tipo Black Oak arkansas, Grand Funk Railroad, los primeros Aerosmith, los Lynrd Skynrd, Led Zeppelin, Allman bros o los Outlaws.
Diez canciones que son poderosos cañonazos cargados de electricidad, fuego y apasionados momentos vividos en garitos perdidos por el oeste americano, el real o ese que vive en tu cabeza y al que accedes ilusionado porque, en esos momentos, te enfundas una guitarra, te agarras como una serpiente al micro, destrozas muros con las baquetas o cargas el peso del mundo en las cuerdas, igual que puentes que unen continentes imaginarios, de un bajo que es una vida que pisa con la fuerza de una estrella el mundo.
" Mississipi Delta Blues", "The Devils Road", "Mamas Kitchen Brew" o la poderosa y energética versión de los maravillosos Credence Clearwater Revival, "Fortunate Son", son sólo unos pocos puñados de polvo del desierto interminable y onírico por el que pasa la Ruta 69. Ese lugar mágico donde se puede hacer despreocupadamente un puñetero Blues del Delta y sonreír todo el día hasta el atardecer.
Moonshine:Mississipi Delta Blues
Moonshine: The Devils Road
Moonshine:Fortunate Son
Moonshine: The Devils Road
Moonshine:Fortunate Son